La actividad comercial internacional debe ser entendida y gestionada con una nueva mentalidad, surgida de la constante adaptación al cambio, el profundo análisis de los factores que inciden en el proceso y la aplicación del pensamiento estratégico a la toma de decisiones.
miércoles, 6 de abril de 2011
El futuro está en la empresa global integrada
El alto grado de especialización y, sobre todo, la disponibilidad de una tecnología adecuada permiten que empresas de todos los tamaños y características se beneficien de este modo de trabajar.
En los últimos años, hemos asistido al nacimiento de un nuevo modelo de organización más allá de las multinacionales tradicionales, basado en la integración global y horizontal de todas las actividades empresariales. Es lo que llamamos Empresa Global Integrada.
En el pasado, las multinacionales accedieron a mercados globales a través de la redundancia en los costes, ya que tenían que invertir en un departamento comercial, un departamento de marketing, de recursos humanos, financiero o incluso de I+D en cada uno de los mercados donde operaban. Sin embargo, el nuevo modelo de empresa global integrada piensa y actúa de forma diferente. Las barreras comerciales internacionales se minimizan y las empresas pueden realizar una planificación basada en sus puntos más fuertes y no sólo en cuestiones particulares de cada mercado o país.
Este tipo de empresas son de naturaleza muy diferente a las multinacionales, ya que establecen sus operaciones y funciones en cualquier parte del mundo basándose en el adecuado equilibrio entre costes, talento disponible y entorno adecuado para los negocios. El alto grado de especialización y, sobre todo, la disponibilidad de una tecnología adecuada permiten que empresas de todos los tamaños y características se beneficien de este modo de trabajar.
Este flujo de trabajo depende, en mayor o menor medida, de tres fuerzas esenciales: los costes, el conocimiento y el entorno
La teoría de la integración global afirma que cuando todo está interconectado, el trabajo se desplaza. Este flujo de trabajo depende, en mayor o menor medida, de tres fuerzas esenciales: los costes, el conocimiento y el entorno. Si tomáramos el factor coste de forma aislada, observaríamos que el trabajo se desplazaría sólo hacia los países con bajos costes de mano de obra.
Pero esto no sucede así, porque también intervienen los otros dos factores: el talento o conocimiento, que es el único medio que tiene una empresa para distinguirse de las demás de forma sostenible, y la existencia de un entorno para los negocios de carácter abierto, tanto en estándares tecnológicos como en comercio y actividad empresarial. Los sistemas abiertos, basados en estándares que todos conocen y pueden compartir, favorecen la colaboración a la hora de generar innovación.
Las empresas que quieran beneficiarse de las oportunidades de la integración global deben decidir cuáles de esos tres factores juegan a su favor. En IBM, hemos optado por convertirnos en una organización global integrada bajo las premisas del talento, la capacidad para ofrecer y desarrollar soluciones y servicios, y la apertura, es decir, los estándares tecnológicos reconocidos. Somos conscientes de que las eficiencias inherentes a la integración global facilitan tener una organización efectiva en costes y posibilitan ampliar las oportunidades de mercado.
Para aprovechar estas oportunidades en el futuro es imprescindible hacer una apuesta decidida por el desarrollo del talento, la formación y la innovación. Sólo así será factible hacer frente, con éxito, a los retos que nuestras empresas y nuestra sociedad tienen por delante.
Fuente: Jaime Arrazola Vacas, director de los Servicios de Tecnología IBM España, Portugal, Grecia, Israel y Turquía
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