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viernes, 22 de junio de 2012

Managment estratégico: Cómo resolver "the social media dilemma"



"El primer punto para tener éxito en un proyecto de cambio es conseguir la aceptación de todos los implicados."

Managment estratégico: Cómo resolver "the social media dilemma"

Hay tres problemas con los que a diario me tropiezo en casi todas las grandes empresas que conozco. Estos problemas, en forma de preocupación, salen en casi cualquier conversación de negocio e incluso en los cafés informales de la empresa.

El primero es el siguiente: “mi gente está triste”, a lo que les suelo argumentar que hay parte de este desánimo que tiene que ver con la situación de incertidumbre que estamos viviendo, pero hay otra parte –la mayor– que tiene que ver “con la cara de ajo” por no decir de “ánima en pena” que exhibe parte de sus directivos y que contagia a todo la organización.

A veces les digo “pruebe a cambiar el semblante de sus jefes y verá el efecto positivo que tiene sobre la moral de su gente. Estoy convencido: hay directivos que si muchos días no fuesen a sus empresas, estas harían su mejor inversión.

Es cierto que también los directivos tenemos derecho a estar tristes, ¡¡faltaría más!!, pero esto solo se nos debería consentir en nuestras casas, o en el baño de la oficina; donde no nos vea nadie. Perdóneme querido lector si usted es directivo -lo siento–, pero esta es una de las obligaciones del cargo y la posición.

Ser jefe tiene muchos privilegios: poder, estatus, pasta, autonomía, etc., pero está plagado de servidumbres y una de ella, aparte de la servir (recuerde: usted está para servir) es transmitir un estado de ánimo adecuado para que la gente haga las cosas “con ganas”.

El segundo tema que aparece también de manera casi compulsiva es el de que “necesitamos innovar”; a lo que les suelo decir, “olvídese, su éxito de gran empresa se debe precisamente a lo contrario a no innovar, a no experimentar; sino a repetir en tiempo y forma –y cuanto más rápido y barato mejor– sus procesos”.

La innovación necesita un poco de entropía y caos, y los ambientes regulados con sistemas de evaluación del desempeño que premian el no cometer errores son contrarios a la innovación. Facebook, la empresa más cool en estos momentos, es hija de entorno de una habitación de una universidad, con las camas sin hacer, en la que sus inquilinos vivían apasionadamente el desorden; pero desde luego no es fruto de ninguna la sala de creación de una gran empresa.

El tercer problema, que es al que dedicaremos el resto de este artículo, es el siguiente: “quiero que mi gente –sobre todos los jóvenes que están más familiarizados– use la intranet, y aprovecharnos del uso que hacen de las redes sociales para que esta acción redunde en una mejora del aprendizaje organizativo”.

En este problema suele haber varios errores, el primero es que a cargo de estos proyectos suele haber ejecutivos de más de 35 años, fecha de caducidad para los yogures de la marca talento capaces de entender los fenómenos de social media. Aquellos de nosotros que estamos por encima de esta edad, puede que tengamos un gran apetito por este tipo de tecnología; pero no se equivoque, no las entendemos, porque hay muchos para los que eso de Twitter, Tuenti, Facebook o LinkedIn es casi un misterio.

Otro de los errores de este tercer problema, que en algún artículo del diario Expansión también he titulado “El Dilema de las Redes Sociales”, tiene que ver con el área de la compañía encargada de resolver este problema.

En demasiadas organizaciones, el área responsable de que la gente use mejor estas herramientas es el de informática; quizá por eso de ser los que gestionan implantación y mantenimiento de la tecnología. Es más, en no pocos casos, a estas mismas áreas que diseñan su intranet corporativa, se les encomienda también la innovación, como si esta solo fuera patrimonio de las tecnologías.

Y este, querido lector, es un grave error porque estos departamentos –a los que yo hace tiempo he sugerido denominarles como de tecnologías de la interacción social, porque realmente lo que deben hacer es facilitar la interacción entre las personas y las máquinas– saben mucho de tecnología, pero poco de comportamiento humano; y no entienden muy bien por qué la gente usa las herramientas o no en función del contexto en que se encuentra.

Me detendré precisamente en este último problema que bien podríamos denominar de social learning o aprendizaje social. Como sabe, la teoría del aprendizaje social es una concepción que considera que las personas aprendemos en un contexto social que se facilita a través de acciones, como el modelado y el aprendizaje por observación. Los expertos sostienen que el aprendizaje social sucede por la relación entre tres modelos:

l. Forma de vida: La manera en cómo una persona demuestra el comportamiento deseado en su día a día y en cada acción que realiza.

2. Instrucción verbal: Mediante el que una persona describe el comportamiento deseado en detalle, e instruye al aprendiz sobre la forma deseada de realizar el comportamiento.

3. Simbólico: En el que el modelado se produce a través de los medios de comunicación, incluyendo películas, televisión, Internet, la literatura, la radio... Este tipo de modelo se fundamenta en un personaje real o ficticio que demuestra el comportamiento objetivo.

Los padres de esta teoría, como el propio Bandura, sostienen que un aspecto importante es el determinismo recíproco; según el cual, el comportamiento de un individuo se ve influenciado por el medio ambiente y las características de la propia persona. En otras palabras, el comportamiento de un individuo, el medio ambiente y todas las cualidades personales recíprocamente se influyen mutuamente para que se produzca el aprendizaje.

Quizá el desconocimiento de estos principios básicos, y otras razones que más adelante esgrimiremos, haga que estos responsables empresariales se pregunten por qué los trabajadores usan las redes sociales para su vida personal y no para la profesional.

La mayoría de los líderes de la generación baby boomer vende (quizá deberíamos decir “vendemos”; no…, ni hablar) las grandes potencialidades de las nuevas tecnologías de colaboración para cambiar la forma de hacer el trabajo: aumento de la productividad, estímulo de la innovación y mejora de la participación de los empleados.

Sin embargo, la obtención de beneficios está demostrando ser un reto frustrante para casi todos. Por ello, uno de los temas preocupantes que actualmente está sobre la mesa de la mayoría de los ejecutivos de las empresas es el siguiente: “¿qué podemos hacer para que nuestros profesionales usen las redes sociales como lo hacen en sus casas, pero a través de nuestras tecnologías para que estos comportamientos redunden en un aprendizaje organizativo y mejoremos nuestra productividad?”.

Comportamientos diferentes

El dilema por tanto es por qué nos hemos gastado una fortuna en tecnologías de colaboración, que nadie está utilizando en nuestra empresa; y sin embargo, nuestros profesionales sí las usan por razones puramente sociales y en actividades no productivas.

Mi tesis es que al trabajo no vamos en pijama y zapatillas y que el carácter generosamente colaborativo que mantenemos en las redes sociales desde casa, desde la playa o desde el coche o la cafetería, lo perdemos cuanto estamos en un ambiente regulado, normalizado y jerárquicamente orwelliano como es el de empresa.

La resolución de este problema tiene mucho que ver –porque es algo muy parecido– a cuando en su día puso en marcha en su empresa algún proyecto de gestión del conocimiento, o cuando quería que sus trabajadores utilizasen su portal del empleado. Superados los aspectos de usability del sistema, el reto fue el comportamiento de la gente.

Por ello, el primer punto para tener éxito en un proyecto de cambio de este tipo es conseguir la aceptación de todos los implicados. Es lo que se conoce en Change Management con el vocablo de ownership; es decir, que los participantes en el cambio se sientan dueños del mismo, algo que solo se consigue logrando la aceptación generalizada de las personas que realmente tienen que usar los sistemas. Sin embargo, conducir los cambios reales que se llevan a cabo en la forma de trabajo puede ser muy difícil.

¿Por qué ocurre esto? Simplemente porque cuando usamos Facebook, Twitter, Tuenti, LinkedIn, MySpace, Yahoo, y la mayoría de las aplicaciones personales de software social, compartimos experiencias en un contexto distinto y bajo circunstancias diferentes a las empresariales. Es decir, tenemos comportamientos diferentes en las redes sociales que en la empresa en la que trabajamos.

La cuestión es: ¿qué podemos hacer para acelerar la aceptación de las prácticas productivas en nuestra organización? Empecemos por analizar las razones que explican esa diferencia de comportamiento.

En primer lugar, nos suelen invitar a participar personas que conocemos y en las que confiamos; o que al menos creemos conocer y confiar. Es curioso, a veces ni tenemos de idea de quiénes son y aceptamos su invitación, quizá por el solo hecho de que podemos elegir hacerlo.

En segundo lugar, porque hay determinadas cosas que queremos hacer con otras personas, como compartir fotos, mostrar nuestros gustos, actualizar nuestro curriculum o desarrollar nuestra marca personal, o simplemente decir cualquier “chorrada”, que no nos apetece hacer en nuestra empresa, entre otras cosas porque en el ambiente racional de la misma, no suele estar bien visto.

Por otra parte, a cambio de nuestra participación, obtenemos siempre feedback en forma de consejos, información de ayuda, o porque creemos que con ello trabajamos en la conformación de un networking para tiempos turbulentos en el trabajo, o simplemente por la emoción de ver en una foto a alguien que no vemos con frecuencia.

Además, tenemos la sensación de saber que quien puede ver nuestra información no es ni del departamento de RR.HH. ni nuestro propio jefe. Esta percepción de no ser vigilados nos genera el significado de ser nosotros mismo los únicos dueños de lo que hacemos.

Como quinta argumentación, debemos decir que las herramientas sociales están diseñadas desde el punto de vista del usuario; en este sentido son intuitivas, usables y amigables, y no necesitamos ningún tipo formación para usarlas, ni tiempo para familiarizarnos con ellas; algo que no consiguen las aplicaciones empresariales que concienzudamente son diseñadas por nuestras área de sistema información.

Por último, debemos señalar que las herramientas de interacción social –como a mí me gusta denominarlas– están perfectamente diseñadas para las tareas que queremos hacer, apoyan su ejecución y están pensadas para evaluar lo que estamos haciendo y nos recuerdan los siguientes pasos en forma de sugerencia que solo nosotros, y no nadie de nuestro entorno, elige. En este sentido, digamos que son herramientas que apoyan el rendimiento de quienes las usan.

Si ahora nos detenemos en las herramientas empresariales nos daremos cuenta de que, por contra, estas aplicaciones están diseñadas desde el punto de vista del programador o la empresa, y no del usuario.

Las intranets corporativas suelen estar desarrolladas para maximizar la productividad, y con el afán de tener mucho y de todo, suelen ser sitios poco atractivos, poco intuitivos o muy difíciles de usar. Su uso requiere de la lectura o consulta previa de un manual de uso poco amigable o de la realización de alguna tediosa sesión de formación. Amén de que el software suele ser genérico y requiere de un trabajo en torno a hacer las cosas específicas que realmente se tienen que hacer; pero es que además, se aplican en un contexto cultural claramente diferente, siendo el nivel de rendimiento mucho peor por las siguientes razones.

Es la dirección o nuestro jefe quien nos dice que hay que usarlas, y quien nos instruye en su uso es alguien con autoridad en la empresa y que, por cierto, no suele ser un amigo o una persona en la que se confíe, porque tiene sobre nosotros ese poder de sanción que le otorga la posición.

En definitiva, nos sentimos observados por el gran hermano que es la empresa, no tenemos ningún control sobre quién puede ver nuestra información y poca idea de lo que “ellos” están haciendo con la misma.

Por otra parte, cuando participamos en la intranet de nuestra compañía no solemos recibir nada a cambio, ningún tipo de feedback o ni si quiera ese stroke gratuito de “a menganito le gusta tu publicación” o “zutanito ha visto tu foto”. Por eso sentimos que nuestra participación no vale nada, y pesamos que no merece la pena aportar ninguna idea o sugerencia, porque realmente lo que decimos no le importa a nadie; es como “predicar en el desierto”; ya sabe, amigo lector, que el peor refuerzo no es el negativo, sino el desentendimiento. Le recuerdo el famoso refrán de “el peor desprecio es no hacer aprecio”.

Además, como los sistemas de desempeño están tan mal diseñados y la comunicación de los jefes es tan mala, no creemos que nos paguen porque proveamos de información o porque participemos en la red. Los trabajadores no asocian colaborar con desempeño o resultado, y tampoco ven la relación entre progreso y compensación con colaboración en la red.

Estas diferencias están en el centro del dilema y se deben fundamentalmente a que la mayoría de las organizaciones, cuando invierte en tecnologías de la información, no piensa lo suficiente en su uso; es como si el medio se convirtiera en el fin.

Además, no están personalizadas a los procesos de trabajo y no suponen casi nunca un Apoyo Integrado al Rendimiento (AIR), porque no están concebidas desde la necesidad del usuario, sino más bien de los jefes de operaciones, ventas o sistemas.

Asimismo, los gestores de estas se equivocan al esperar que la gente colabore entre sí, utilizando los viejos modelos de organización o creyendo que las van a utilizar solo porque la alta dirección lo haya dicho.

Estas estrategias –por llamarlas de alguna manera, aunque para hablar con mayor propiedad deberíamos añadir “para el fracaso”– solo nos llevan a una aceptación pobre de las herramientas de colaboración, con lo que no se produce nunca un impacto importante en los resultados, porque no forman parte de lo que la gente hace de manera natural en su día a día.

A pesar de todo, me atrevería a decir que tanto las nuevas herramientas de la interacción social como la colaboración que traen asociada han llegado para quedarse y más nos vale que, desde la empresa, seamos capaces de sacar lo mejor que se produce como consecuencia de la interacción del trabajador con el ordenador.

Los nuevos profesionales lo llevan en su ADN; son más colaborativos y están más acostumbrados a participar y resolver problemas en la red. Es más, se ha llegado a acuñar un término específico, zippy, para denominar a este tipo de trabajadores muy familiarizado con el uso de las tecnologías de interacción social y acostumbrado a colaborar con la red sin, en la mayoría de las ocasiones, pedir nada a cambio.

Si en los años 60 fueron los hippies los que cambiaron los valores sociales de la época y en los 80 la revolución de la tecnología alumbró a los yuppies que moldearon la economía, ahora llegan los zippies; término usado para describir a aquellas personas que hacen cosas por nada a cambio, amantes de la cultura libre en la red, libros gratis y software libre.

¿Cómo podemos resolver el dilema?

En primer lugar, le aconsejaría que piense antes de empezar y establezca una estrategia con un propósito claro y específico que tenga en cuenta las características y necesidades sentidas de sus trabajadores, que no suelen ser las que usted cree que son. Para entenderle mejor, piense en ellos como cliente y olvide que tiene poder sobre ellos.

Los zippies no responden a los mismos estándares que sus padres ni les subyugan los mismos procedimientos ni formas de organización del trabajo que a sus predecesores.

En segundo lugar, cuando diseñe sus soluciones, hágalo implicando a la gente que hace la operación, más que sus jefes. Son los primeros los que saben qué, cómo y cuándo necesitan la información para hacer bien su trabajo; esa será la única forma de conseguir que realmente sus herramientas supongan un auténtico AIR.

Además, establezca procedimientos de feedback, aunque le parezcan innecesarios. Los strokes y los reconocimientos solo son considerados por los más necesitados o los que menos estatus tienen; porque si usted es jefe, al menos tiene un buen reconocimiento mensualmente en la última fila de su nómina.

Conclusión

Si quiere resolver The Social Media Dilemma mediante soluciones acertadas, conforme un equipo disciplinar con un responsable que entienda de comportamiento humano y ponga en él a personas insultantemente jóvenes, que no hayan aprendido a usar el teclado del ordenador en máquina de escribir y gestionen el proceso como lo que es: un auténtico proyecto de cambio de comportamientos. De no ser así, continuará sin resolver este dilema.
Fuente: José Manuel Casado González- Socio Director de 2.C Consulting/ Executive Excellence

martes, 17 de abril de 2012

En busca de la excelencia y la diferenciación en la empresa del siglo XXI: El ADN del innovador


"Toda empresa que quiere garantizar que sus objetivos, metas establecidas le permitan a ser tomada muy en cuenta en los actuales escenarios comerciales, no pueden ignorar lo que representa la innovación, su alcance, beneficios que proporciona."

En busca de la excelencia y la diferenciación en la empresa del siglo XXI: El ADN del innovador

En "El ADN de los Innovadores", trabajo realizado hace unos años por Jeffrey H. Dyer, Hal B. Gregersen y Clayton M. Christensen, se describen los hábitos de gente como Steve Jobs, el hasta hace unas semanas visionario líder de Apple, y otros grandes innovadores actuales.

Esta investigación revela actitudes, comportamientos y habilidades comunes entre todos ellos, que les distinguen de la mayoría de directivos. Si ha sido posible descubrir estas características: ¿podría el resto de nosotros emularlas?

Estudios realizados con personas gemelas idénticas, separadas al nacer, indican que nuestra habilidad para pensar de forma creativa viene dada, en una tercera parte, por la genética y, en las dos terceras partes restantes, por el aprendizaje: comprender las particularidades de cada habilidad, practicar una y otra vez con ellas y, finalmente, interiorizarlas.

Veamos ahora en qué consisten dichas cinco características:

1. Cuestionar, desafiar hipótesis, les permite romper con el statu quo y descubrir nuevas posibilidades: Steve Jobs no cejó en su empeño hasta lograr que su iPhone se controlara desde un solo botón, a pesar de que sus ingenieros insistían en que era imposible.

2. Observar, hasta los más pequeños, permite identificar problemas aún no resueltos o nuevas formas de hacer las cosas: iTunes e iPod fueron fruto de la pasión de Steve por la música y de su deseo de llevársela a todas partes con él, de una manera sencilla y práctica.

3. Experimentar, poniendo a prueba nuevas ideas y explorando sus posibilidades: Cuando pensamos en experimentos nos acordamos de científicos en bata blanca o de inventores como Thomas Edison, fabricando prototipos o lanzando experiencias piloto. ¿Imaginamos a Jobs destripando un Sony Walkman para juguetear?

4. Networking, con toda clase de directivos o personas de diferente perfil: Permite obtener perspectivas muy distintas y contrastar sus propias reflexiones. Para ello visitan otros lugares, gente de otras disciplinas, asisten a conferencias impartidas por artistas, emprendedores, académicos o científicos que muestran sus ideas y proyectos con pasión, o participan en redes de intercambio de experiencias para ampliar sus horizontes de conocimiento.

5. Asociar, las cuatro pautas de acción anteriores, persiguiendo cultivar nuevos conceptos conectando problemas e ideas aparentemente inconexas: Para Steve Jobs “creatividad era conectar cosas” y eso fue lo que hizo con el primero de sus iPods y con el resto de dispositivos que vinieron después.

El comportamiento innovador puede desarrollarse y fortalecerse a través del entrenamiento y la práctica. Hoy la mayoría de directivos comprende que es importante desarrollarlo, pero muchos desconocen aún el proceso y dónde practicarlo.

Con formación, coaching y desarrollo de habilidades, se pueden obtener grandes progresos en la propia capacidad para innovar, no solo en el desarrollo de productos y servicios, sino también de nuevos negocios o mejora de los existentes y en la mejora de procesos.

En cualquiera de los casos, lo primero es asignar tiempo, tanto uno mismo como el resto del equipo, para cultivar el pensamiento creativo y experimentar con nuevas ideas, es decir, para practicar la innovación, sin olvidar que habrá que ir sistematizando y organizando el proceso de aprendizaje o transformación, estableciendo objetivos medibles.

Ahí van algunos consejos adicionales para desarrollar la capacidad innovadora:.

- Construya una cartera de contactos para networking más allá del círculo de contactos cercanos

- Apúntese a una o varias asociaciones profesionales que ofrezcan oportunidades para reunirse y trabajar en grupo con directivos de, incluso, otras disciplinas

- Conózcase mejor solicitando una evaluación de sus fortalezas y debilidades para la innovación

- Asista a seminarios sobre el uso y aplicación de herramientas relacionadas con la creatividad y la innovación

- Trabaje sobre los resultados que arrojen las evaluaciones que haya solicitado hacerse y ayúdese de un coach, en aquellos aspectos relacionados con sus comportamientos y actitudes que lo requieran.

Conclusión

Innovar es, en la empresa, algo más que materializar la mejora continua, o incorporar nuevas tecnologías y prácticas emergentes. Apunta a procesos, productos y servicios, pero no sólo a eso.

Se asocia a la creatividad, pero es un concepto más ambicioso. Puede exigir la existencia de áreas formales de I+D, pero especialmente una cultura ad hoc que catalice la expresión del capital humano.

En la empresa, la innovación (como la formación) ha de ser un proceso y no un suceso, pero cada iniciativa ha de analizarse con perspectiva sistémica y amplitud/profundidad de miras, enfocando bien las expectativas y necesidades de clientes/usuarios tradicionales y potenciales.

Lograr los objetivos en materia de excelencia en innovación es algo que tampoco está a nuestro alcance. Se trata más bien de un camino que nunca tiene fin, y no de un destino.

Durante ese recorrido, es bueno preguntarse regularmente, ¿cómo puedo seguir mejorando mis habilidades para la innovación? y continuar aprendiendo. Al fin y al cabo, ¿alguno de nosotros confiaría el desarrollo y crecimiento de su empresa a alguien con pocas habilidades para la innovación? Es decir, ¿a alguien incompetente en una de las competencias más eficaces hoy, tanto para el crecimiento como para la internacionalización?

Fuente: Juan Liquete/ Executive Excenlence

martes, 10 de abril de 2012

Innovación y cambio en la gestión: El enfoque importa


"Vivimos en una sociedad compleja, interdependiente y cambiante, caracterizada por la rapidez en la creación y difusión del conocimientoya son muchas las organizaciones que han entendido que su capital intelectual, el conocimiento y la experiencia acumulados durante años por el trabajo de sus empleados, es un activo más."

Innovación y cambio en la gestión: El enfoque importa

Hace ya algunos años, Procter & Gamble revolucionó el mundo del marketing al crear The Cave (La caverna), una instalación que permite recrear un centro comercial en 3D para estudiar el comportamiento de los consumidores. Los visitantes pasean por los pasillos, examinan los productos que más les llaman la atención e incluso pueden leer sus etiquetas antes de pasar por caja.

Los resultados, tan válidos como los que se obtienen a través de estudios de mercado en el mundo real, ayudaron al equipo de marketing de la multinacional de bienes de consumo a rediseñar tanto la distribución y el muestrario de las tiendas como el diseño y el embalaje de sus productos.

Se trata de una iniciativa que genera niveles de valor sin precedentes. Pero, ¿cómo catalogar este tipo de innovación? Como ponen de manifiesto el profesor del IESE Joaquim Vilà y el investigador de esta institución Steven MacGregor, es mucho más que una simple innovación tecnológica o de producto, conceptos que han dominado los planes de innovación de directivos y académicos durante los últimos años.

Fuente de ventaja competitiva

La naturaleza de la innovación está cambiando. Con frecuencia se ha pensado que este concepto solo se refiere al desarrollo tecnológico. Pero, ¿qué puede aportar entonces la innovación a las empresas de servicios y a las que no pertenecen a sectores punteros tecnológicamente? Parece claro que el enfoque sobre la innovación basado exclusivamente en tecnologías y productos resulta limitado a la hora de identificar las oportunidades de negocio que ofrecen los mercados.

Muestra de todo ello son algunas de las innovaciones de mayor éxito en los últimos años, como la experiencia que ofrecen los establecimientos de la cadena Starbucks, el modelo de Amazon, el concepto del Cirque du Soleil, los vuelos de bajo coste o las soluciones totales para el cliente. Detrás de casos como el del iPod de Apple, cuyo valor global va mucho más allá de la tecnología mp3 o el buen diseño del producto, hay mucho más que innovación tecnológica.

Claves del éxito en la innovación

Para que los directivos puedan implantar iniciativas innovadoras en cualquier área empresarial, primero tienen que ir transformando los valores, principios y prácticas de la propia empresa, según Joaquim Vilà y Steven MacGregor.

La innovación de gestión es hoy un nuevo paradigma de la excelencia empresarial. Para que sea efectiva, la innovación debe ser amplia, continua y sistemática.

• Amplia: Si se exploran oportunidades dentro de distintos enfoques de innovación sin un propósito compartido, la gestión será dura y el beneficio neto será mucho menor. Por tanto, la estrategia es fundamental para alinear y reforzar los esfuerzos de los distintos grupos de trabajo de la empresa.

• Continua: Las compañías deben aplicar una serie de iniciativas para generar un flujo continuo de proyectos que aporten a la fortaleza del negocio a corto, medio y largo plazo.

• Sistemática: La mejor forma de reducir la incertidumbre inherente en la innovación es sistematizar. La innovación ordenada, con un enfoque que impulsa de arriba abajo y genera de abajo a arriba, da resultados superiores a cualquier enfoque alternativo.

Pilares básicos

Para implantar la innovación de gestión hay que contar con una serie de requisitos fundamentales:

• Visión holística de los factores que condicionan la capacidad de impulsar este enfoque amplio de innovación.

• Cultura innovadora, a la que uno se aproxima continuamente mediante cambios evolutivos en los valores, principios y prácticas de dirección.

• Proceso sistemático de innovación, que traduce las inquietudes de la dirección en ideas, las ideas en iniciativas estratégicas, y las iniciativas estratégicas en resultados.

• Actuaciones para superar obstáculos ante el cambio, como inercias, frenos mentales, prejuicios y otras resistencias.

• Enfoque basado en liderar un cambio en las personas, en un esfuerzo que tenga sentido para todos los involucrados.

• Implicación de la alta dirección, pero contando por una aportación más amplia dentro de la organización, y llegando en casos avanzados a actores externos dentro de la comunidad del sistema innovador.

Conclusión

Para los autores, inculcar la innovación en la gestión entraña dificultades, pero la prosperidad de muchas empresas está ligada en buena medida a este logro.

Fuente: Joaquim Vilà -Steven MacGregor / IESE Insight

domingo, 18 de marzo de 2012

Motor de la economía y factor de diferenciación empresarial: Que la tecnología te acompañe


"Desde el principio de los tiempos, la tecnología ha tenido una gran influencia en nuestra manera de vivir y ha sido decisiva en la evolución de las civilizaciones y en sus luchas de poder. A día de hoy ha irrumpido con fuerza en el mundo de los negocios, constituyéndo el principal factor de diferenciación entre empresas"

Motor de la economía y factor de diferenciación empresarial: Que la tecnología te acompañe

Gracias a la tecnología se han transformado muchas actividades cotidianas y, por supuesto, se han decidido las más importantes batallas y conquistas. De hecho, muchos autores definen el desarrollo humano a partir del avance tecnológico. La realidad actual no sería como es si no fuera, entre otras cosas, por el desarrollo y aplicación de la tecnología.

En estos momentos, vivimos rodeados de máquinas y redes inteligentes en el trabajo, en el hogar en el ocio y en campo de la salud. Estos avances son esenciales y están permitiendo disfrutar de servicios e información que antes eran una utopía.

Lo cierto es que los avances tecnológicos originalmente, hasta hace pocas décadas, eran un tema que solo preocupaba a los científicos, tecnólogos, historiadores y a algunos filósofos. Pero en la actualidad, esto ha cambiado radicalmente. Ahora interesan a todo el mundo. Una de las razones de este cambio hay que buscarla en el hecho de que las tecnologías de la información y la comunicación han irrumpido con fuerza en contextos profesionales, educativos, lúdicos... y los han transformado notablemente.

En el momento presente, la irrupción de los smartphones, las tabletas o los dispositivos GPS ha cambiado por completo nuestra forma de comunicarnos, de relacionarnos, de escuchar música y ver la televisión o incluso de planificar nuestras actividades cotidianas.

En el ámbito corporativo, la transformación ha sido igual de profunda. Los servicios de movilidad, telepresencia, VoIP, etc., han impulsado la productividad empresarial al permitir que los empleados estén siempre conectados y los costes de gestión y operación del negocio se reduzcan considerablemente.

Todo ello hace de la tecnología el más potente motor de la economía como fuente inagotable de innovación. Pero es que el concepto de innovación en sí mismo también se está transformando, empujado por una tendencia clave en nuestro mundo globalizado: la colaboración.

Las innovaciones de producto siguen apoyándose en gran parte en las inversiones internas en diseño e I+D de las propias compañías, pero cada vez más, la innovación se basa también en la voz de consumidores, socios de negocio y comunidades educativas en los procesos de desarrollo.

Es en un ciclo de innovación abierto que se extiende de una punta a otra del planeta. Los mercados emergentes, con China e India a la cabeza, vienen pisando fuerte en esta carrera de la innovación. La realidad desmonta muchas de nuestras ideas preconcebidas: mientras que el 28% de los europeos tiene un smartphone con conexión a Internet o tarifa de datos; en India este porcentaje sube al 38% y en China, al 41%. Lo mismo ocurre con la tasa de adopción de las tabletas, que en India es aproximadamente tres veces superior a la europea, y el doble en China.

En todos los sectores y tipos de organizaciones, encontramos ejemplos de la importancia que han tenido todos los avances tecnológicos desarrollados estos últimos años. La celebración de los próximos Juegos Olímpicos de Londres 2012 supondrá, por ejemplo, un enorme reto de retransmisiones deportivas en alta definición y almacenamiento de una enorme cantidad de datos, puesto que se trata de uno de los mayores espectáculos planetarios, seguido en directo por millones de personas en todo el mundo. Baste esta cifra: en Beijing (en los últimos Juegos celebrados), la red fue diseñada para transportar hasta seis gigabits por segundo. En Londres, se prevén puntas de tráfico de hasta 60 gigabits por segundo (10 veces más).

Productividad como receta contra la crisis global

La mejora de la productividad –siempre importante, pero más si cabe en un entorno de crisis como el actual- es el foco prioritario para las organizaciones, tanto privadas como públicas.

Me permito destacar algunos ejemplos de más allá de nuestras fronteras, si bien me consta que algunos de los lectores, como responsables de sus compañías u organismos de la Administración Pública, están desarrollando experiencias similares.

El Ministerio de Defensa del Reino Unido ha reemplazado 19 redes independientes por una única plataforma multiservicio que le ha permitido ahorrar ya varios millones de libras. El ayuntamiento de Edimburgo también ha mejorado su productividad gracias a un sistema que asigna las tareas a los empleados móviles a través de sus PDAs. Y este incremento en su productividad interna ha supuesto la reducción, en una cuarta parte, del trabajo que deben externalizar a otras empresas.

El sector sanitario público es uno de los que recibe más presiones para mejorar su productividad, ya que constituye una de las principales cargas para las arcas del Estado. En Reino Unido, el sistema público de asistencia sanitaria (NHS) ha recurrido a la tecnología para reducir los tiempos de espera de los pacientes, mejorar la calidad de las decisiones clínicas y ahorrar 10 millones de libras anuales al equipar a los profesionales con PCs de bolsillo con los que pueden trabajar en cualquier parte.

Los profesionales sanitarios tienen ahora acceso a toda la información y servicios que necesitan, incluyendo los historiales de los pacientes, por lo que pueden visitar a más pacientes cada día sin tener que ir y volver al archivo. Por otro lado, en su nueva red nacional de banda ancha, uno de los servicios estrella es la videoconferencia. Se espera que este servicio permita ahorrar al NHS más de 160 millones de libras al año, además de liberar una gran cantidad de tiempo (empleado hasta ahora en viajes y desplazamientos) hacia tareas más productivas. Para completar el cuadro de ventajas, las nuevas herramientas tecnológicas contribuyen además a reducir la huella de carbono, cumpliendo los objetivos de sostenibilidad gubernamentales.

En el pujante mercado indio, han sido los propios campesinos los que han protagonizado recientemente un claro ejemplo de adaptación tecnológica a los tiempos. Durante décadas, estos campesinos vendían su cosecha de soja al precio que les ofrecían los potenciales compradores. Ahora, sin embargo, reciben diariamente en sus teléfonos móviles los precios oficiales de la soja, con lo que los intermediarios no pueden engañarles y han de pagar, como mínimo, el precio de mercado.

Entre las empresas privadas, los beneficios del servicio de videoconferencia son bien conocidos por compañías de todo tipo de industrias. La entidad financiera Lloyds Banking Group, por ejemplo, utiliza el servicio de conferencia como elemento central en su forma de trabajar, ya que les ofrece una calidad excelente y ahorran cientos de horas en traslados y viajes de sus empleados.

Pero no solo la videoconferencia permite ahorrar considerables sumas de dinero a las compañías. Los nuevos servicios TI de redes y comunicaciones están diseñados para acelerar el suministro a usuarios dispersos por todo el mundo. Además, la automatización de procesos y tareas elimina errores y permite basar la operativa del negocio en las mejores prácticas disponibles.

Capítulo aparte merecen las aplicaciones móviles, que acortan las distancias entre generadores y receptores de la información, dan un acceso inmediato a los datos necesarios para la toma de decisiones y permiten interactuar a todos los usuarios, en ámbitos que hasta ahora estaban vetados a la participación.

No obstante, para que la tecnología pueda ofrecer todo su potencial, es fundamental que esté siempre respaldada por un proveedor que garantice su fiabilidad y seguridad, y que además venga acompañada por el necesario proceso de adaptación cultural.

La mejora del rendimiento y la reducción de los costes ya no son los únicos requisitos que demandan las organizaciones a sus proveedores tecnológicos. Las empresas quieren además ser flexibles para responder a tiempo a los cambios en el mercado, a las tendencias tecnológicas y a sus propias estrategias corporativas.

Por ello, cuando una organización contrata servicios TI gestionados por un tercero espera que el acuerdo sea lo suficientemente flexible para adaptarse a la evolución futura del negocio. El proveedor, además, tiene que ser un auténtico socio tecnológico que pueda orientarle a través de los continuos avances tecnológicos, desde los despliegues en la nube (cloud computing) a las particularidades de cada sector. Y, por supuesto, que la transparencia respecto a los costes, el valor y la ejecución de los servicios sea total.

Conclusión

En definitiva, la tecnología ha hecho posible nuevas formas de comunicarnos facilitando distintas maneras de entendernos. Videoconferencias, blogs, mensajería instantánea, suscripciones RSS, documentos online colaborativos, webinars… Todas ellas nos permiten además ser más productivos. La empresa del futuro quizás se parezca mucho a lo que ya hemos empezado a imaginar hoy. Poder comunicarnos ya no es el objetivo, sin embargo, siempre tendremos oportunidades para comunicarnos mejor.

Fuente: Ana Lledó Tarradell- Directora de Productos y Diseño de Soluciones de BT España / Executive Excellence

domingo, 19 de febrero de 2012

Diferenciándonos estrategicamente de la competencia: La innovación hacia el cliente


"El cliente debe estar muy presente en nuestra conciencia, al desplegar todas nuestras iniciativas innovadoras"


Diferenciándonos estrategicamente de la competencia: La innovación hacia el cliente

Nos recordaba Ted Levitt que a menudo los vendedores tienden a dejarse llevar más por su propia necesidad de vender que por las necesidades del cliente, y asimismo podemos recordar aquello de que todo parecen clavos a quien tiene un martillo, por mucho que el cliente tenga un tornillo y busque un destornillador.

El éxito de la innovación está íntimamente relacionado con la orientación al cliente, como, por ejemplo, subrayaba hace meses un interesante estudio de Booz & Company.

De la innovación —gran buzzword en la empresa— se empezó a hablar con más intensidad hace unos 50 años. Nos hablaba de modo muy certero, por ejemplo, un alto ejecutivo americano, John S. Rydz, hace 25 años. Concretamente, de su trayectoria en varias empresas innovadoras, incluida Singer, fabricante de máquinas domésticas de coser. En los primeros años 70, el mercado de estas máquinas se iba ya reduciendo sensiblemente; el ama de casa se incorporaba al mundo laboral y no tenía tiempo para coser, ni valía la pena hacerlo, visto el avance de la industrial textil. Todavía se contaba desde luego con un mercado considerable, aunque en visible retroceso.

Por entonces, los modelos que iban apareciendo lo hacían con nuevas facilidades, aunque de dudoso interés, que los vendedores mostraban satisfechos en sus demostraciones ante las amas de casa. Al parecer —detalle importante— quienes pedían estas nuevas prestaciones no eran los clientes, sino los propios vendedores, quizá para sorprender en sus presentaciones, para lucirse y encantar. Pero, con o sin “bells and whistles”, el declive de las ventas era una realidad contundente.

Hacía falta un salto cuántico, y en verdad Singer lo dio. La compañía dejó de atender las demandas de su fuerza de ventas, para enfocar al usuario y la satisfacción de sus necesidades, explícitas e implícitas.

El salto fue tecnológico, pero sobre todo cultural. Un chip introdujo inteligencia a la máquina, y salió al mercado el modelo Athena en 1975, ajustado a las auténticas expectativas de los usuarios. Se puso la tecnología al mejor servicio del cliente. Solamente había que pulsar botones. Fue la primera máquina de coser electrónica, la máquina más manejable del mercado. Singer vendió más de un millón de unidades de este modelo, a pesar de que el mercado se iba reduciendo.

Ejecutivo en empresas innovadoras como Emhart, Singer y Diebold entre otras, Rydz, ya desde las primeras páginas de Managing Innovation (libro incluido en la Biblioteca del Congreso de EEUU, aunque no parece haberse traducido al español), desplegaba cuatro mandatos plenos de significado:

1. Pregúntese si existe una forma más barata, rápida y efectiva de hacer las cosas, sin menoscabo de la deseada satisfacción del cliente.

2.Piense en función de los satisfactorios resultados perseguidos, y no del producto que empiece a considerar obsoleto.

3. Penetre en la raíz de cada problema o desafío, para generar la excelencia que le haga competitivo y ganador.

4. Haga de la innovación una segunda tarea natural, una segunda perspectiva para encarar cada jornada de trabajo.


El autor relacionaba estas técnicas con el salto cuántico —más allá de la mejora continua— que caracteriza a la innovación. Nos insistía en que no deberíamos hablar de gestión de la innovación, sino de “cultivo” de la misma, ni deberíamos hablar de gestión de las personas, sino de “catálisis” de su mejor expresión profesional. Pero subrayaba, sobre todo, que el cliente debe estar muy presente en nuestra conciencia, al desplegar todas nuestras iniciativas innovadoras.

Desde luego, otros ejecutivos nos han transmitido igualmente sus valiosísimas experiencias en los últimos cien años y, por ejemplo, del mismo tema (la innovación), país y momento, consulto a menudo Managing for Innovation, de Watts S. Humphrey —interesante autor—, editado por Díaz de Santos. Creo que hay en efecto libros de una sola lectura, y libros sobre los que uno vuelve una y otra vez…

Entre otras experiencias, Rydz nos relató también su incorporación a Diebold (empresa de equipos de seguridad para la banca) como vicepresidente en 1965, con el mandato de superar a Mosler, el principal competidor, que por entonces parecía estar dejando en mal lugar a la compañía, al hacerse con proyectos tan importantes como el de Fort Knox (como se sabe, este complejo militar atesora una reserva de oro de casi 5.000 toneladas), donde había instalado las puertas para las cámaras acorazadas.

La situación empresarial de Diebold no era complicada, pero sí que parecía haber quedado en entredicho su capacidad para innovar y competir, y el presidente, Raymond Koontz, incorporó a Rydz para impulsar la investigación y el desarrollo tecnológico. Por entonces se iban a construir las mayores puertas acorazadas del mundo para el First National Bank de Chicago, y aún, en el sector, se seguía pensando en puertas pesadas y mecánicas. En la banca, la seguridad era, sí, todavía de tecnología mecánica, de “caja fuerte”, evolución progresiva de lo que veíamos en las películas de forajidos del Oeste (como los legendarios Butch Cassidy, Sundance Kid o Jesse James, entre muchos otros, cuyas andanzas plasmó el cine).

Pronto, pocos años después y liderada por Koontz, se puso Diebold a la cabeza de la revolución electrónica en la seguridad dentro de la banca, tras estudiar a fondo esta actividad económica y alcanzar una profunda sintonía con las necesidades de sus clientes en esta materia.

Un cambio de mentalidad fue necesario desplegar en Diebold, y para ello los directivos de la compañía participaron por entonces en conferencias, seminarios y otros foros; se trataba de analizar las tendencias sociales y su impacto en la banca. Además, importantes banqueros se reunieron con la Alta Dirección de Diebold, en la sede central en Canton, Ohio.

De nuevo, no se trataba tanto de implantar una cultura de “nuevas tecnologías”, como una cultura de “orientación al cliente”, aprovechando todas las posibilidades del progreso técnico.

Esta nueva orientación robusteció Diebold de tal modo que, para cuando, en los primeros años 70, las ventas de equipos de seguridad empezaron a reducirse en un mercado cada vez más competitivo, esta compañía pionera estaba ya, por ejemplo, en condiciones de abordar la producción de cajeros automáticos. Instaló el primero en Atlanta en 1973, y hoy podemos ver miles de cajeros Diebold también en España, donde la compañía tiene por clientes a nuestros bancos más fuertes.

Cabe insistir, sí, en que hemos de ponernos en la piel del cliente, tanto del inmediato como del potencial. Cuando no lo hacemos en suficiente medida, o lo hacemos de forma equivocada, lo que pueden llegar son fracasos. Al respecto, cabe recordar el desacierto de la New Coke, aunque a la vez situemos a Coca Cola entre las compañías más innovadoras; como también podemos hablar del modelo de automóvil Edsel, de Ford, aunque igualmente situemos a Ford entre las compañías más innovadoras.

Naturalmente son muchos los ejecutivos de todo el mundo que pueden ofrecernos experiencias aleccionadoras; son muchas las empresas, fuera y dentro de nuestro país, de las que podemos extraer enseñanzas que nos enriquecen. Enseñanzas sobre diferentes aspectos de la gestión empresarial, pero también, de modo especial, en lo referido a la orientación al mercado.

Grandes líderes empresariales han mostrado de modo especial esta orientación inexcusable, incluso antes de que se hablara tanto de liderazgo en las empresas (David Sarnoff, por ejemplo, en RCA).

En no pocas empresas, parece haberse impuesto a veces la orientación al presidente sobre la orientación al cliente, fruto quizá de un liderazgo singularmente desplegado; pero pensar en el cliente está en la esencia misma de la empresa, en su génesis.

No habría de decirse que la orientación al cliente forme parte de la cultura específica de la innovación, porque realmente de la que forma parte es de la propia cultura empresarial más genuina; lo que sucede es que algunas iniciativas se despliegan más para batir al competidor (para liderar el mercado), que para dar mayor satisfacción al cliente. Seguramente, lo de imponerse al competidor debería ser una consecuencia, más que un objetivo.

Conclusión

El estudio detenido de los casos más relevantes extiende, sin duda, nuestros horizontes, nuestra perspectiva, a la hora de contribuir a la innovación y por ello a nuestra competitividad.

De empresas innovadoras como Sony, Inditex, McDonald´s, Adidas, Amana, Apple, Toyota, Ford, Coca Cola, Microsoft, 3M, IKEA, Hewlett Packard, Disney, como de tantas otras que el lector conocerá asimismo, podemos en verdad aprender mucho; especialmente sobre sus éxitos, pero también a veces sobre algún desacierto ocasional. En todo caso —o sea, en todos los casos—, queda patente la necesidad de pensar en los clientes, y hacerlo de forma detenida, profunda, empática.


Fuente: José Enebral Fernández/ Managers magazine

domingo, 29 de enero de 2012

Estretegia y competitividad de la empresa en el escenario global de los negocios: Campeones de la innovación en América Latina


"Una idea brillante, un secreto bien guardado y una patente bien establecida han permitido décadas de liderazgo y retornos fabulosos sobre la inversión"

Estrategia y competitividad de la empresa en el escenario global de los negocios: Campeones de la innovación en América Latina

La innovación no solo trata de laboratorios de investigación y desarrollo con fuerte financiamiento, ejércitos de científicos y listas de patentes; más bien, el concepto de innovación debe ampliarse para incluir un nuevo pensamiento radical en todo el espectro: procesos, productos, tecnologías, servicios, estrategias de mercadeo, experiencias de los clientes, esquemas de abastecimiento, estructuras de costos, modelos de negocios, prácticas de gestión y arquitecturas de la industria.

Cuando observamos más de cerca a las empresas latinoamericanas —tanto grandes como pequeñas— es cuando notamos que realmente están innovando en un sentido más amplio. De hecho, hay abundancia de innovación en toda la región.

Ahora bien, qué tienen en común el desarrollo de un motor de plasma que nos llevará a Marte, una bomba de petróleo de bajo costo y alta versatilidad, un nuevo modelo de negocios para producir, almacenar y procesar granos básicos sin inversión física, el primer café carbono-neutral del planeta o un nuevo material eco-eficiente y productos de moda hechos con la piel del salmón.

Lo que tienen en común son altas dosis de innovación con nombre y apellido: Ad Astra Rocket (Costa Rica), Sertecpec (Ecuador), Los Grobo (Argentina), Coopedota (Costa Rica) y ES Salmon Leather (Chile). Obviamente estas empresas deben estar haciendo algo bien.

El reto más importante para la gerencia en este nuevo siglo es la innovación, que siempre fue importante. Conocemos empresas en América Latina donde una idea brillante, un secreto bien guardado y una patente bien establecida han permitido décadas de liderazgo y retornos fabulosos sobre la inversión. Pero esos casos son y serán cada vez menos frecuentes.

La razón por la que estas campeonas consiguen innovar en forma constante y rentable, mientras que otras no lo hacen, es que han abordado el desafío de institucionalizar la innovación.

En un mundo interconectado digitalmente, la velocidad con que se mueven las ideas hace que las innovaciones recientes sean pronto superadas.

También se están globalizando y sofisticando las expectativas de los clientes; lo cual irá rápidamente en aumento conforme las nuevas generaciones globales, digitalizadas e hiper-conectadas crecen primero como consumidores y, poco a poco, toman el control de los negocios, a medida que fundan sus nuevas empresas, o empiezan a liderar las empresas que tal vez otros fundaron pero que ellos reinventarán. El éxito y la sobrevivencia en esta nueva realidad hacen que las empresas necesiten más que buenas ideas y capacidad de ejecutarlas con excelencia.

Desarrollar una capacidad sostenible de innovación continua tiene que ser forzosamente un proceso liderado al más alto nivel de la empresa. Sin el involucramiento completo y el compromiso total de los líderes de la organización no hay posibilidad de que la empresa adquiera la capacidad de innovar con el ritmo y la consistencia que los tiempos demandan.

En nuestra esencia se encuentra la búsqueda continua de mejoras. Nosotros creemos que al perseguir constantemente la innovación, promoveremos el desarrollo de los individuos, nuestra organización y la sociedad. La innovación es uno de los pilares del desarrollo sostenible.

Veamos lo que algunas empresas en América Latina están logrando, al revisar lo que están haciendo Natura, Los Grobo, Grupo Britt NV, BAC Credomatic y otros, grandes y pequeños que están abriendo brecha. En Natura —compañía de origen brasileño líder en cosméticos, fragancias e higiene personal de venta de directa, con operaciones en siete países de América Latina y en Francia— los líderes expresan así su visión sobre la innovación:

“En nuestra esencia se encuentra la búsqueda continua de mejoras. Nosotros creemos que al perseguir constantemente la innovación, promoveremos el desarrollo de los individuos, nuestra organización y la sociedad. La innovación es uno de los pilares del desarrollo sostenible. Creemos en un concepto amplio de la innovación, donde ésta permea todas las áreas del negocio, nuestra ciencia y tecnología, nuestros conceptos y productos nuevos, nuestras estrategias de negocio, nuestros sistemas de administración y nuestras relaciones externas”.


Crear una visión compartida sobre la innovación, a lo largo y ancho de la organización, requiere una infraestructura organizacional diseñada y ajustada para ese objetivo. Esa visión contribuye a que la innovación sea una prioridad alta para cada empleado de Natura y para su cadena de abastecimiento, incluyendo grupos de productores rurales. Esto ha transformado a Natura en uno de los mayores inversionistas en investigación y desarrollo de Brasil, contribuyendo así, por ejemplo, a realizar innovaciones muy rentables en el uso de recursos naturales.

Organizacionalmente, Natura ofrece un modelo útil. La firma cuenta con una Vicepresidencia de Innovación que tiene a su cargo las tres unidades en que fundamenta su modelo de innovación: Ciencia y Tecnología, Desarrollo de Producto y Empaque, y Gerencia Técnica. Así como dos procesos de innovación relacionados con el desarrollo de nuevos productos y conceptos empresariales: el embudo tecnológico y el embudo de la innovación.


Crear una visión compartida sobre la innovación, a lo largo y ancho de la organización, requiere una infraestructura organizacional diseñada y ajustada para ese objetivo. Esa visión contribuye a que la innovación sea una prioridad alta

Existen comités de innovación en cada una de las unidades de negocio, en que participa el director de la unidad de negocio y varios de sus líderes, quienes se reúnen mensualmente para dar seguimiento a los proyectos de innovación y al desarrollo de nuevos conceptos de producto. Cada unidad tiene un gerente de innovación y desarrollo de producto que coordina con las unidades de Ciencia y Tecnología y Desarrollo de Producto y Empaque para guiarlos y alimentarlos con información sobre tendencias de mercado, necesidades de los consumidores, estrategias de productos, etc.

Adicionalmente, las unidades de negocio crean equipos multifuncionales y los alientan para que compartan sus experiencias y discutan diferentes perspectivas sobre soluciones o riesgos, asegurándose una interacción óptima entre estrategia y operaciones.

Dentro de la unidad de Ciencia y Tecnología existe un gerente de innovación y alianzas, cuya misión es supervisar el proceso de generar, adquirir y administrar nuevas tecnologías para Natura. También están en esta división comités científicos que reúnen a los científicos de Natura con miembros de la comunidad académica brasileña y con expertos internacionales de la industria y el mercado, para discutir tendencias e intercambiar conocimientos en temas tales como productos naturales o procesos sostenibles.

Esto es parte de la infraestructura organizacional, la gente y los procesos que Natura ha puesto en operación para garantizar que las innovaciones no sean producto del azar y resulten más bien, de un enfoque sistemático y disciplinado que involucra mentes creativas y talentosas, de dentro y fuera de la firma, y procesos gerenciales para su gestión.

Pero este liderazgo comprometido con la innovación se puede encontrar también en la pequeña empresa latinoamericana, como Coopedota, cooperativa de productores de café con innovaciones que van del campo hasta el beneficiado del café y su comercialización.

Trabajando en red con sus proveedores locales y extranjeros, y con universidades y consultores, gracias a su propia inventiva, logró desarrollar no solo uno de los mejores café gourmet del mundo, sino el primero en neutralizar por completo sus emisiones de carbono.

En una empresa de pequeña escala como esta, algo así es posible porque la alta dirección involucra continuamente a todo el personal en los proyectos de innovación de los que buscan aprender constantemente para hacer mejoras en toda la empresa. Coopedota, tal vez por su tamaño y trayectoria, tiene una cultura muy abierta a la innovación constante, donde los productores están dispuestos a recibir menos dividendos para financiar los esfuerzos de experimentación e innovación de la compañía.

Un activo con el que cuentan es su habilidad para trabajar en equipos de trabajo en los que con frecuencia incorporan miembros externos a la compañía, generando así la diversidad y el acceso a talento que de otra forma no tendrían.

La alta dirección ha promovido la motivación para la generación de ideas usando tres mecanismos fundamentalmente: contratar expertos en innovación, crear mecanismos para administrar las ideas generadas y establecer formas de premiar la ejecución de las ideas potencialmente valiosas. Cuenta con ferias anuales de innovación donde grupos de las diferentes áreas participan con nuevas ideas, proyectos y sus respectivos planes de negocios.

Otra empresa en donde el liderazgo juega un papel importante y claro para toda la organización es BAC Credomatic. Este es un banco que opera en Centroamérica y Panamá, recientemente adquirido por el Grupo Aval, uno de los mayores grupos bancarios de Colombia.

La alta dirección tiene la innovación como punto de agenda en sus reuniones bianuales, pero, más allá de eso, está involucrada en todo el proceso. Las directivas de las operaciones locales también están inmersas en el proceso y son corresponsables en dar seguimiento a los esfuerzos de innovación de la firma.

Existen responsables regionales y locales de innovación que dan seguimiento y apoyan las distintas iniciativas de innovación. La alta dirección ha promovido la motivación para la generación de ideas usando tres mecanismos fundamentalmente: contratar expertos en innovación, crear mecanismos para administrar las ideas generadas y establecer formas de premiar la ejecución de las ideas potencialmente valiosas.

En esta línea, el Banco cuenta con ferias anuales de innovación donde grupos de las diferentes áreas participan con nuevas ideas, proyectos y sus respectivos planes de negocios. Esta oportunidad se ofrece a todo el personal, sin discriminación, maximizando así la diversidad intelectual y cabe mencionar que la premiación no termina con la idea, sino más bien con su implementación.

Otros elementos que el Banco considera fundamentales y que pone en práctica incluyen la comunicación y diseminación activa de todas las ideas, su registro oportuno y el seguimiento periódico de la implementación. Como ejemplo, uno de los proyectos ganadores recientemente se enfoca en el uso de las redes sociales como elemento diferenciador o de ventaja competitiva del Banco.

Los Grobo —empresa argentina dedicada a comprar, procesar y comercializar internacionalmente granos básicos— cuenta con una red de conocimiento a lo largo de la cadena de valor.

La empresa provee capacitación en producción agrícola y hedging, y coordina la red de productores (sus suplidores). El éxito de Los Grobo ha sido el resultado de una fuerte inversión en recursos humanos y tecnología para la innovación constante en el manejo de productos, mercadeo y logística en red, lo que les permite ser muy ligeros en activos físicos e inversión agrícola.

Ellos se cuentan entre las primeras empresas de granos certificada ISO 9001 y han desarrollado una serie de herramientas para coordinar el conocimiento en toda la cadena agrícola, tales como, GroboSoft, sistema de telecomunicaciones que utiliza smartphones y GPS.

La excelencia de su recurso humano se ha logrado mediante la dedicación de tiempo y recursos para la selección y desarrollo de personal, buscando en sus colaboradores espíritu innovador y predisposición para adaptarse a los cambios.

Una vez en la empresa, esta fomenta el desarrollo de perspectivas inspiradoras para la generación de ideas ganadoras con capacitación, lecturas recomendadas, casos exitosos, talleres y programas de mejora continua.

Grupo Britt NV —empresa fundada en Curazao con casa matriz en Heredia (Costa Rica) y presencia en trece países de América Latina y Estados Unidos— se dedica a procesar y distribuir café, chocolates, nueces, dulces, galletas y otros productos alimenticios bajo la marca Britt y además opera más de ochenta tiendas en aeropuertos, hoteles y sitios turísticos.

Esta empresa se ha caracterizado por contratar colaboradores con perfil de emprendedores, experiencia internacional y un segundo idioma. Adicionalmente, busca “un balance entre las personas que son organizadas y las que son espontáneas”.

Una vez contratados, la innovación sigue siendo una prioridad en las agendas de los colaboradores gracias a las distintas capacitaciones sobre el tema, el valor que se da a la creatividad e innovación, la apertura para aceptar errores y equivocaciones dentro de ciertos marcos de acción y a las metas de mejorar e innovar continuamente en servicios y productos.

Las ideas en Grupo Britt NV también surgen de los clientes, gracias a mecanismos incluidos en el servicio al cliente y el manejo de quejas, lo cual permite a los clientes ofrecer nuevas ideas para servicios, productos y procesos.


Así como Natura, Coopedota, Los Grobo, BAC Credomatic y Grupo Britt NV, hemos encontrado muchas otras empresas en América Latina que entienden que colaboradores y amigos ordinarios eventualmente pueden convertirse en innovadores extraordinarios. Así que a lo largo de los años estas empresas han sido exitosas en embarcar, mediante diferentes mecanismos, a toda la organización en el tema de innovación.

Conclusión

Si consideramos el progreso de estas empresas pioneras, la razón por la que estas campeonas consiguen innovar en forma constante y rentable, mientras que otras no lo hacen, es que han abordado el desafío de institucionalizar la innovación de la misma manera que abordaron otras capacidades de la empresa, tales como gestión para la calidad total, servicio al cliente, manufactura ligera, planificación de recursos empresariales o six sigma. Han realizado un considerable esfuerzo para integrar el ADN de la innovación en todo lo que hacen, para ser tan buenas en la innovación como lo son en la ejecución disciplinada.

Estos campeones de la innovación han demostrado que el desarrollo de una fuerte capacidad de innovación en la organización requiere un esfuerzo sistemático de todos, en donde el apoyo de los ejecutivos del más alto nivel, la existencia de una estructura de soporte, gente motivada y capacitada en técnicas de innovación, el desarrollo de procesos y herramientas de seguimiento y orientación, y el fortalecimiento de una cultura y valores alineados con la innovación son fundamentales para el éxito.

Fuente: Rowan Gibson, Esteban R. Brenes,Juan Carlos Barahona/INCAE Business School.

sábado, 28 de enero de 2012

Escenario global y crisis: Futuro, talento y capacidad innovadora


"Recuerde que no basta con decir una cosa correcta en el lugar correcto, es mejor todavía pensar en no decir algo incorrecto en un momento tentador" Benjamin Franklin

Escenario global y crisis: Futuro, talento y capacidad innovadora

Las organizaciones que conocemos tienen sistemas y procesos para casi todo, desde responder al teléfono hasta llevar a cabo el plan estratégico para los próximos tres años.

Sorprendentemente, sin embargo, la mayoría no tiene similares sistemas para lo que probablemente hoy es considerado más importante de cara al nuevo modelo competitivo que, empresarialmente y como país, necesitamos: desarrollar el talento creativo y la capacidad innovadora de la organización.

Puede que no nos guste y deseemos que las cosas fuesen diferentes, puede incluso que miremos al pasado con mucho apego, pero nada de esto importa ya. Las reglas han cambiado o han comenzado a hacerlo de forma inexorable.

El derrumbe financiero y la recesión global de los últimos tiempos, combinado con la globalización, los rápidos avances en tecnología y comunicaciones, los movimientos geopolíticos y los hábitos de la generación laboral venidera, han convertido el pasado en algo irrelevante.

Muchos expertos coinciden en que todos estos cambios han sellado el final de una era y representan el inicio de otra nueva. Aunque claro, habrá quien piense que los expertos ya se equivocaron al no pronosticar la presente crisis, por lo tanto, por qué no se van a equivocar también al señalar esto. Allá ellos.

Equivocados o no, estamos de lleno inmersos en la Era de la Creatividad, donde es preciso cultivar y desarrollar las habilidades creativas, donde prima el perfil del artista más que el del técnico porque uno ha de aportar valor a pesar de estar inmerso en la incertidumbre, porque el “manual” que en el pasado orientaba a la hora de decidir el siguiente paso ya no sirve.

Lo que prima, por el contrario, son las ideas frescas, imaginativas, la predisposición a liberar las ataduras al statu quo, mirar al futuro en lugar de aferrarse al pasado.

Innovación y estrategias inadecuadas: El caso de Microsoft

Microsoft, en los últimos tiempos, es un claro ejemplo de aferrarse al pasado en lugar de apostar por el futuro. Ya les sucedió lo mismo, en épocas anteriores, a empresas como Kodak, Digital Equipment Corporation y otras muchas.

En el caso de Microsoft, su Windows y Office sigue dominando el mercado y ha generado decenas de miles de millones de dólares de beneficio, solamente en la última década. Como algunos otros ejemplos también paradigmáticos, Microsoft fue campeón del liderazgo en innovación; de pronto, la compañía se despertó un buen día y se encontró endogámicamente embelesada en sus éxitos pasados, habiendo perdido con ello el tren de importantes avances.

La empresa ha perdido a manos de Kindle, Sony y Apple, la batalla por el e-book; a manos de Google, la de búsquedas en Internet; a manos de Wikipedia, la del mercado de la enciclopedia online; a manos de Apple, la del mundo musical digital y, finalmente, Microsoft ha perdido la del mercado de los teléfonos móviles y la del de las tabletas. Tiene gran peligro regodearse en el pasado.

Presente y futuro de la innovación empresarial

Nuestro mundo actual se caracteriza porque las cosas duran muy poco, lo que ha acelerado y acortado dramáticamente los ciclos de vida de los productos, poniendo mayores exigencias de capacidad creativa, nunca conocidas hasta ahora.

Por eso el nuevo modelo para aspirar a un futuro mejor es ubicarse y permanecer en la vanguardia de la innovación y, para lograrlo, las organizaciones han de utilizar sus recursos, siempre escasos pero ahora tal vez más que nunca, para invertir, antes y más rápido que sus competidores, en su futuro, incluso aunque ello signifique sacrificar parte de su mina de oro actual.

En este dificil escenario es necesario crear un Marco Estratégico adecuado para proporcionar un sistema específico que pueda abordar cualquier desafío competitivo, grande o pequeño, y, en el proceso, desarrollar una cultura de creatividad e innovación, que permita alcanzar un crecimiento sostenido tanto para las personas como para sus organizaciones.

Fuente. Juan Liquete- Club Excelencia en Gestión/ Executive Excellence

jueves, 5 de enero de 2012

Competitividad, diferenciación y éxito en las organizaciones: Por qué la innovación la hacen las personas


Innovar hace que el mundo siga evolucionando. Las empresas, los gobiernos y las personas que exploran nuevos caminos y se atreven a romper los moldes establecidos para crear nuevas formas, consiguen que sigamos avanzando. Por eso la innovación se convierte en la savia que debe correr por las organizaciones que deseen seguir creciendo y siendo competitivas.


Competitividad, diferenciación y éxito en las organizaciones: Por qué la innovación la hacen personas

Cuando pensamos en innovar, da un poco de vértigo. Parece que hace falta acometer grandes cambios en la organización: hacer grandes fichajes, crear departamentos especializados o crear un Silicom Valley. Pero lo único verdaderamente necesario es construir una aptitud. Cambiar el chip de la empresa y trabajadores. Atreverse. Arriesgar. Probar.

Son varios los elementos que hacen que una organización sea innovadora: una estrategia bien orquestada, entender bien los mercados y sus tendencias, empleados creativos, tecnología, recursos financieros, etc. Sin embargo, un reciente estudio de Booz & Co. desvela que por encima de cualquier otro factor, la cultura organizativa juega un papel decisivo como el nexo que da sentido a todos los demás.

Según este estudio no existe correlación entre la inversión en I+D+i y los resultados económicos de una empresa.Lo que realmente importa es como entienden las personas con capacidad de decisión en la organización conceptos tales como riesgo, creatividad, apertura o colaboración.

Entre los participantes -representantes de 1.000 grandes empresas de diferentes procedencias- se aprecia unanimidad acerca de cuáles son los dos atributos culturales de los que más depende el éxito de la innovación:

1.orientación al cliente

2.pasión y orgullo por los productos y servicios desarrollados.


Por detrás aparecen otros valores como la “apertura a nuevas ideas procedentes de fuera de la organización” y la “colaboración entre distintas funciones y ámbitos geográficos”, lo que no es de extrañar ya que si no persiguen satisfacer las necesidades del mercado no hay apertura ni colaboración que valgan para una empresa.

Lo que si me llama la atención que el último puesto de la tabla lo ocupe la” tolerancia frente a los fracasos que se producen durante el proceso de innovación”, lo que, de alguna manera, contrasta con lo que solemos escuchar a nuestro alrededor acerca del valor de errores y fracasos.

En cualquier caso otro argumento de que la competitividad de las empresas, cada vez más, la determinan las personas.

Conclusión

Hay muchas formas de alcanzar la innovación, pero no existe una única variable que de forma aislada sea suficiente. Para alcanzar la innovación hace falta mucho más que una persona inteligente o la creación de un departamento concreto, o convertir un día de la semana en el día para proponer nuevas ideas. No existe una varita mágica que garantice a la organización resultados concretos…

¿Qué hace falta entonces? La innovación en las corporaciones sería una mezcla de todas las variables: proyectos, procesos, personas, comportamientos y habilidades.... pero sobre todo, actitud y personas

Fuente: Managers Magazine

lunes, 2 de enero de 2012

Competitividad y diferenciación de la empresa en entornos globales: Cuando la innovación hacia el cliente se convierte en una necesidad


"Nos recordaba Ted Levitt que a menudo los vendedores tienden a dejarse llevar más por su propia necesidad de vender que por las necesidades del cliente, y asimismo podemos recordar aquello de que todo parecen clavos a quien tiene un martillo, por mucho que el cliente tenga un tornillo y busque un atornillador."

Cuando la innovación hacia el cliente se convierte en una necesidad

En la introducción de nuevos productos y servicios no siempre tenemos siempre presente al cliente en suficiente grado, a pesar de que el éxito de la innovación está íntimamente relacionado con la orientación al cliente, como, por ejemplo, subrayaba hace meses un interesante estudio de Booz & Company.

De la innovación —gran buzzword en la empresa— se empezó a hablar con más intensidad hace unos 50 años. Nos hablaba de modo muy certero, por ejemplo, un alto ejecutivo americano, John S. Rydz, hace 25 años.

Concretamente, de su trayectoria en varias empresas innovadoras, incluida Singer, fabricante de máquinas domésticas de coser. En los primeros años 70, el mercado de estas máquinas se iba ya reduciendo sensiblemente; el ama de casa se incorporaba al mundo laboral y no tenía tiempo para coser, ni valía la pena hacerlo, visto el avance de la industrial textil. Todavía se contaba desde luego con un mercado considerable, aunque en visible retroceso.

Por entonces, los modelos que iban apareciendo lo hacían con nuevas facilidades, aunque de dudoso interés, que los vendedores mostraban satisfechos en sus demostraciones ante las amas de casa. Al parecer —detalle importante— quienes pedían estas nuevas prestaciones no eran los clientes, sino los propios vendedores, quizá para sorprender en sus presentaciones, para lucirse y encantar. Pero, con o sin “bells and whistles”, el declive de las ventas era una realidad contundente.

Hacía falta un salto cuántico, y en verdad Singer lo dio. La compañía dejó de atender las demandas de su fuerza de ventas, para enfocar al usuario y la satisfacción de sus necesidades, explícitas e implícitas.

El salto fue tecnológico, pero sobre todo cultural. Un chip introdujo inteligencia a la máquina, y salió al mercado el modelo Athena en 1975, ajustado a las auténticas expectativas de los usuarios. Se puso la tecnología al mejor servicio del cliente. Solamente había que pulsar botones. Fue la primera máquina de coser electrónica, la máquina más manejable del mercado. Singer vendió más de un millón de unidades de este modelo, a pesar de que el mercado se iba reduciendo.

Ejecutivo en empresas innovadoras como Emhart, Singer y Diebold entre otras, Rydz, ya desde las primeras páginas de Managing Innovation (libro incluido en la Biblioteca del Congreso de EEUU, aunque no parece haberse traducido al español), desplegaba cuatro mandatos plenos de significado:

a. Pregúntese si existe una forma más barata, rápida y efectiva de hacer las cosas, sin menoscabo de la deseada satisfacción del cliente.

b. Piense en función de los satisfactorios resultados perseguidos, y no del producto que empiece a considerar obsoleto.

c. Penetre en la raíz de cada problema o desafío, para generar la excelencia que le haga competitivo y ganador.

d. Haga de la innovación una segunda tarea natural, una segunda perspectiva para encarar cada jornada de trabajo.

El autor relacionaba estas técnicas con el salto cuántico —más allá de la mejora continua— que caracteriza a la innovación. Nos insistía en que no deberíamos hablar de gestión de la innovación, sino de “cultivo” de la misma, ni deberíamos hablar de gestión de las personas, sino de “catálisis” de su mejor expresión profesional. Pero subrayaba, sobre todo, que el cliente debe estar muy presente en nuestra conciencia, al desplegar todas nuestras iniciativas innovadoras.

Desde luego, otros ejecutivos nos han transmitido igualmente sus valiosísimas experiencias en los últimos cien años y, por ejemplo, del mismo tema (la innovación), país y momento, consulto a menudo Managing for Innovation, de Watts S. Humphrey —interesante autor—, editado por Díaz de Santos. Creo que hay en efecto libros de una sola lectura, y libros sobre los que uno vuelve una y otra vez…

Entre otras experiencias, Rydz nos relató también su incorporación a Diebold (empresa de equipos de seguridad para la banca) como vicepresidente en 1965, con el mandato de superar a Mosler, el principal competidor, que por entonces parecía estar dejando en mal lugar a la compañía, al hacerse con proyectos tan importantes como el de Fort Knox (como se sabe, este complejo militar atesora una reserva de oro de casi 5.000 toneladas), donde había instalado las puertas para las cámaras acorazadas.

La situación empresarial de Diebold no era complicada, pero sí que parecía haber quedado en entredicho su capacidad para innovar y competir, y el presidente, Raymond Koontz, incorporó a Rydz para impulsar la investigación y el desarrollo tecnológico.

Por entonces se iban a construir las mayores puertas acorazadas del mundo para el First National Bank de Chicago, y aún, en el sector, se seguía pensando en puertas pesadas y mecánicas. En la banca, la seguridad era, sí, todavía de tecnología mecánica, de “caja fuerte”, evolución progresiva de lo que veíamos en las películas de forajidos del Oeste (como los legendarios Butch Cassidy, Sundance Kid o Jesse James, entre muchos otros, cuyas andanzas plasmó el cine).

Pronto, pocos años después y liderada por Koontz, se puso Diebold a la cabeza de la revolución electrónica en la seguridad dentro de la banca, tras estudiar a fondo esta actividad económica y alcanzar una profunda sintonía con las necesidades de sus clientes en esta materia.

Un cambio de mentalidad fue necesario desplegar en Diebold, y para ello los directivos de la compañía participaron por entonces en conferencias, seminarios y otros foros; se trataba de analizar las tendencias sociales y su impacto en la banca. Además, importantes banqueros se reunieron con la Alta Dirección de Diebold, en la sede central en Canton, Ohio.

De nuevo, no se trataba tanto de implantar una cultura de “nuevas tecnologías”, como una cultura de “orientación al cliente”, aprovechando todas las posibilidades del progreso técnico. Esta nueva orientación robusteció Diebold de tal modo que, para cuando, en los primeros años 70, las ventas de equipos de seguridad empezaron a reducirse en un mercado cada vez más competitivo, esta compañía pionera estaba ya, por ejemplo, en condiciones de abordar la producción de cajeros automáticos. Instaló el primero en Atlanta en 1973, y hoy podemos ver miles de cajeros Diebold también en España, donde la compañía tiene por clientes a nuestros bancos más fuertes.

Cabe insistir, sí, en que hemos de ponernos en la piel del cliente, tanto del inmediato como del potencial. Cuando no lo hacemos en suficiente medida, o lo hacemos de forma equivocada, lo que pueden llegar son fracasos. Al respecto, cabe recordar el desacierto de la New Coke, aunque a la vez situemos a Coca Cola entre las compañías más innovadoras; como también podemos hablar del modelo de automóvil Edsel, de Ford, aunque igualmente situemos a Ford entre las compañías más innovadoras.

Naturalmente son muchos los ejecutivos de todo el mundo que pueden ofrecernos experiencias aleccionadoras; son muchas las empresas, fuera y dentro de nuestro país, de las que podemos extraer enseñanzas que nos enriquecen.

Enseñanzas sobre diferentes aspectos de la gestión empresarial, pero también, de modo especial, en lo referido a la orientación al mercado. Grandes líderes empresariales han mostrado de modo especial esta orientación inexcusable, incluso antes de que se hablara tanto de liderazgo en las empresas (David Sarnoff, por ejemplo, en RCA).

En no pocas empresas, parece haberse impuesto a veces la orientación al presidente sobre la orientación al cliente, fruto quizá de un liderazgo singularmente desplegado; pero pensar en el cliente está en la esencia misma de la empresa, en su génesis.

No habría de decirse que la orientación al cliente forme parte de la cultura específica de la innovación, porque realmente de la que forma parte es de la propia cultura empresarial más genuina; lo que sucede es que algunas iniciativas se despliegan más para batir al competidor (para liderar el mercado), que para dar mayor satisfacción al cliente. Seguramente, lo de imponerse al competidor debería ser una consecuencia, más que un objetivo.

Conclusión

El estudio detenido de los casos más relevantes extiende, sin duda, nuestros horizontes, nuestra perspectiva, a la hora de contribuir a la innovación y por ello a nuestra competitividad.

De empresas innovadoras como Sony, Inditex, McDonald´s, Adidas, Amana, Apple, Toyota, Ford, Coca Cola, Microsoft, 3M, IKEA, Hewlett Packard, Disney, como de tantas otras que Ud. conocerá, podemos en verdad aprender mucho; especialmente sobre sus éxitos, pero también a veces sobre algún desacierto ocasional. En todo caso —o sea, en todos los casos—, queda patente la necesidad de pensar en los clientes, y hacerlo de forma detenida, profunda, empática.

La innovación comienza y termina en las personas a las que va destinada la misma. ¿Quiénes son los (todos) destinatarios de la innovación? ¿Qué quieren? ¿Por qué dedicarán recursos para poder utilizar una novedad? ¿Y cómo tomarán la decisión anterior?...

Para conocer a las personas para las que se pretende crea una innovación hay que responder a unas preguntas básicas. En ocasiones puede ser algo relativamente sencillo, y en otras planeará todo un reto - la propia búsqueda de las preguntas y respuestas puede llegar a requerir aplicar formas de proceder altamente creativas e innovadoras.

Fuente: José Enebral Fernández/ Managers Magazine

lunes, 31 de octubre de 2011

Innovación de productos y ecodiseño: El camino hacia la sensibilización y la producción sostenible


"El ecodiseño es una versión ampliada y mejorada de las técnicas para el desarrollo de productos, a través de la cual la empresa aprende a desarrollarlos de una forma más estructurada y racional."

Ecodiseño y producción sostenible

El ecodiseño conduce hacia una producción sostenible y un consumo más racional de recursos. El concepto de ecodiseño está contemplado en la agenda de negocios de muchos países industrializados, y es una preocupación creciente en aquellos en desarrollo.

Reunir información es parte importante de la metodología para obtener una perspectiva del contexto ambiental y económico. El análisis y la información reunida permiten respaldar las decisiones y posibilitan el control de ingresos y egresos.

Los proyectos de desarrollo de productos abarcan muchas consideraciones y el seguir un proceso estructurado dará confianza en las decisiones y estrategias escogidas. Otro aspecto innovador del ecodiseño es su enfoque sobre todo el ciclo de vida producto, que es parte integral de su aplicación.

Pero el aprovechamiento de esta oportunidad implicará la reformulación de los productos a partir del diseño mismo y la actuación proactiva a lo largo de todo su ciclo de vida: desde la obtención de las materias primas –que en muchos casos son recursos naturales -, hasta su reintegro al ciclo mismo, al final de su vida útil.

Integrando estas oportunidades como parte de un mismo esquema es posible obtener múltiples beneficios: minimizar los costos de producción y el consumo de materiales y recursos, optimizar la calidad de los productos, mejorar la vida útil de los productos, seleccionar los recursos más sostenibles o con menor contenido energético, buscar la utilización de tecnologías más limpias y minimizar los costos de manejo de residuos y desechos.

En términos generales, el término ecodiseño significa que ‘el ambiente’ayuda a definir la dirección de las decisiones que se toman en el diseño. En otras palabras, el ambiente se transforma en el copiloto en el desarrollo de un producto.

En este proceso se le asigna al ambiente el mismo ‘status’ que a los valores industriales más tradicionales: ganancias, funcionalidad, estética, ergonomía, imagen y, sobre todo, calidad. En algunos casos, el ambiente puede incluso resaltar los valores tradicionales del ámbito comercial

El ciclo de vida del producto


Un análisis de ciclo de vida es un método para estimar el impacto ambiental de un producto durante toda su vida, desde la extracción de las materias primas hasta su disposición final o su reutilización

Ecodiseño:Una herramienta efectiva

El Ecodiseño es una metodología ampliamente probada y los resultados de proyectos llevados a cabo tanto en Europa como en América Central prometen una reducción de un 30% a un 50% del deterioro del ambiente que a menudo es factible a corto plazo.

La experiencia ha demostrado que comenzar el proceso es relativamente sencillo. El enfoque "paso a paso" nos guía a través del proceso y la metodología está planeada de manera muy práctica. A través de su aplicación en empresas centroamericanas se ha comprobado que este método es capaz de generar excelentes resultados aun desde la primera vez que se aplica.

Conclusión

La planificación estratégica de las activad productiva de la empresa implica tomar en consideración y analizar el impacto que genera la totalidad del proceso. desde la fase primaria de acopio de las materias primas hasta la misma fabricación. En este escenario es donde el ecodiseño de productos cobra especial relevancia, como elemento diferenciador de la competencia y pilar básico de "las buenas prácticas empresariales."


Fuente: Revistafuturos