jueves, 5 de enero de 2012

Competitividad, diferenciación y éxito en las organizaciones: Por qué la innovación la hacen las personas


Innovar hace que el mundo siga evolucionando. Las empresas, los gobiernos y las personas que exploran nuevos caminos y se atreven a romper los moldes establecidos para crear nuevas formas, consiguen que sigamos avanzando. Por eso la innovación se convierte en la savia que debe correr por las organizaciones que deseen seguir creciendo y siendo competitivas.


Competitividad, diferenciación y éxito en las organizaciones: Por qué la innovación la hacen personas

Cuando pensamos en innovar, da un poco de vértigo. Parece que hace falta acometer grandes cambios en la organización: hacer grandes fichajes, crear departamentos especializados o crear un Silicom Valley. Pero lo único verdaderamente necesario es construir una aptitud. Cambiar el chip de la empresa y trabajadores. Atreverse. Arriesgar. Probar.

Son varios los elementos que hacen que una organización sea innovadora: una estrategia bien orquestada, entender bien los mercados y sus tendencias, empleados creativos, tecnología, recursos financieros, etc. Sin embargo, un reciente estudio de Booz & Co. desvela que por encima de cualquier otro factor, la cultura organizativa juega un papel decisivo como el nexo que da sentido a todos los demás.

Según este estudio no existe correlación entre la inversión en I+D+i y los resultados económicos de una empresa.Lo que realmente importa es como entienden las personas con capacidad de decisión en la organización conceptos tales como riesgo, creatividad, apertura o colaboración.

Entre los participantes -representantes de 1.000 grandes empresas de diferentes procedencias- se aprecia unanimidad acerca de cuáles son los dos atributos culturales de los que más depende el éxito de la innovación:

1.orientación al cliente

2.pasión y orgullo por los productos y servicios desarrollados.


Por detrás aparecen otros valores como la “apertura a nuevas ideas procedentes de fuera de la organización” y la “colaboración entre distintas funciones y ámbitos geográficos”, lo que no es de extrañar ya que si no persiguen satisfacer las necesidades del mercado no hay apertura ni colaboración que valgan para una empresa.

Lo que si me llama la atención que el último puesto de la tabla lo ocupe la” tolerancia frente a los fracasos que se producen durante el proceso de innovación”, lo que, de alguna manera, contrasta con lo que solemos escuchar a nuestro alrededor acerca del valor de errores y fracasos.

En cualquier caso otro argumento de que la competitividad de las empresas, cada vez más, la determinan las personas.

Conclusión

Hay muchas formas de alcanzar la innovación, pero no existe una única variable que de forma aislada sea suficiente. Para alcanzar la innovación hace falta mucho más que una persona inteligente o la creación de un departamento concreto, o convertir un día de la semana en el día para proponer nuevas ideas. No existe una varita mágica que garantice a la organización resultados concretos…

¿Qué hace falta entonces? La innovación en las corporaciones sería una mezcla de todas las variables: proyectos, procesos, personas, comportamientos y habilidades.... pero sobre todo, actitud y personas

Fuente: Managers Magazine

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