jueves, 4 de abril de 2013

Repensando y reinventando la gestión de la empresa: Un liderazgo diferente, competitivo y excepcional



"Diferenciarse por los valores de la excelencia es sinónimo de mejora continua y cambio continuo, y es capacidad de responder a un entorno continuamente cambiante con riqueza de talento y herramientas adecuadas."

Repensando y reinventando la gestión de la empresa: Un liderazgo diferente, competitivo y excepcional.

Una de las preguntas estratégicas más relevantes para el entorno empresarial, ahora y siempre, es: ¿Por qué un cliente que ya tiene un determinado proveedor va a dejarlo para comprarnos a nosotros? Descubrir la respuesta es hoy la principal tarea de muchos directivos.

Como consumidores que somos, elegimos acudir a determinados restaurantes, comercios o consultas médicas, porque nos ofrecen algo que no encontramos en otros lugares. Entonces, ¿por qué tendría que ser diferente con nuestras organizaciones, empresas o incluso con nuestro país, si usamos la analogía de considerarlo como una empresa?.

Necesitamos diferenciarnos y definir nuestras competencias resulta esencial para el éxito y prosperidad, a largo plazo, de nosotros mismos, nuestras familias, nuestros colaboradores, nuestra organización y nuestra sociedad.

Creemos en los valores universales de la excelencia porque, integrados en el día a día de cualquier organización y de cualquier directivo, otorgarían ese excellence touch del que muchas empresas aún carecen. Estos valores se resumen en: valor para los clientes, crear un futuro sostenible, creatividad e innovación, liderar con visión e integridad, gestionar con agilidad, éxito mediante el talento de las personas, desarrollar la capacidad de la organización y resultados sobresalientes sostenidos.

La oportunidad de prosperidad para cualquiera de nosotros está en, constantemente, repensar y reinventar lo que hacemos y cómo lo hacemos. Momentáneamente enterrados en la esperanza de muchos trabajadores con y sin trabajo, y de muchos empresarios con y sin empresa, hay dos grandes retos, de graves consecuencias para todos, que hablan de la necesidad de:

a. Crecimiento: Si las organizaciones no crecen se descapitalizan, porque la gente más capacitada no logra lo que quiere cuando lo quiere, acumulando así razones para buscar oportunidades en otra parte.

b. Cambio: A menos que una organización esté constantemente cambiando, no será capaz de anticiparse a las cambiantes necesidades y expectativas de los clientes y con ello su crecimiento se estancará e incluso decrecerá o desaparecerá.

c. Cultura empresarial: Una de las decisiones más importantes de un líder es determinar qué clase de cultura debiera tener su organización. Todo colectivo tiene una cultura que entendemos como el conjunto de valores, actitudes, objetivos y prácticas de esa organización. Si un líder quiere realmente construir una organización comprometida con el crecimiento y el cambio constante, entonces ambos elementos deben formar parte fundamental de la cultura de excelencia de la organización y todos deben practicarlos.

El componente más crítico de ese planteamiento de cambio de cultura es posicionar a los directivos para crear y apoyar el cambio. Cuando los directivos comprenden que desarrollar una cultura de excelencia es esencial y que toda la organización se verá afectada, aparecen las grandes preguntas: ¿Cómo podemos implantar cambios de este alcance, intensidad y profundidad? ¿Por dónde empezamos? ¿Cómo podemos asegurarnos de que todo saldrá bien? Respondiendo estas preguntas es donde la organización debe concentrar y comprometer el esfuerzo de sus directivos, de manera que los líderes lideren.

En este complejo y cambiante escenario las organizaciones están obligadas a aptender a diferenciarse con un excellence touch. Combinar simultáneamente el impulso a la estrategia, al talento y la ejecución para llevarlos hasta niveles sobresalientes, es lo que convierte a todo ese conjunto de ayudas en algo muy potente y único.

Diferenciarse por los valores de la excelencia es sinónimo de mejora continua y cambio continuo, y es capacidad de responder a un entorno continuamente cambiante con riqueza de talento y herramientas adecuadas. Y además es poner el listón cada vez más alto para nuestros competidores dado que, a medida que los clientes reciban más, esperarán más de nosotros y de los otros con los que se relacionen.

Conclusión.

Operar y expandir nuestras organizaciones en otros países, vender en mercados foráneos y gestionar cadenas de suministro globales, son tres de los muchos retos que enfatizan la importancia de ser diferente y excepcional en los valores de la excelencia.

Además, podemos hacerlo y no lo digo solo yo, lo dicen más de 500 directivos de todos los niveles, encuestados específicamente por el CEG, recientemente. Entonces, no esperemos, ¡hagámoslo!.

Fuente: Juan Liquete- Secretario General del Club Excelencia en Gestión/ Executive Excellence

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