martes, 14 de mayo de 2013

Sin liderazgo real se genera frustración y la empresa pierde el rumbo: ¿Dónde está mi jefe?



"La ausencia de personas claves en momentos críticos es sensible. Pero cuando se trata de quien debe dirigir el equipo, la incertidumbre y la frustración aumentan complicando el ambiente de trabajo"

Sin liderazgo real se genera frustración y la empresa pierde el rumbo:¿Dónde está mi jefe?.

¡Cuando más nos urge resolver algo crítico nuestro jefe desaparece! ¡Simplemente no contamos con él; incluso, aunque esté presente no asume su papel! .

Por más que valoremos el trabajo en equipo, el empoderamiento y la proactividad, en algunas organizaciones los jefes son determinantes para la buena marcha del proceso de ejecución. No se trata de crear dependencias, más bien interdependencias entre los colaboradores y un líder positivo. Si esa persona evade esta labor, entonces la desorientación aumenta tensiones, desinformación y actitudes pasivas en el equipo.

Lo paradójico es que, en ocasiones, no se refiere a una ausencia física, sino emocional. Las personas saben que, en el papel, tienen jefe. Sin embargo, él o ella es tan indiferente y fría que no despierta pasión por mejorar ni compromiso por alcanzar las metas. Si a eso le añadimos que ésta persona se aferra a su autoridad formal derivada del puesto y no en la legitimidad, originada en el apoyo del equipo, el resultado es simple: divorcio absoluto con sus dirigidos y mística raquítica.

Las organizaciones podrían ser más estrictas en el proceso de evaluación de ejecutoria e incluir la posibilidad de que los colaboradores midan su nivel de satisfacción con la calidad de liderazgo y servicio de sus jefes. Una medición que genere consecuencias positivas para quienes hagan su trabajo y de las otras para quienes se escondan de su responsabilidad.

“¡Yo creo que mi jefe vive en otro planeta, ni siquiera reacciona ante lo que está pasando!” También suele ocurrir que los jefes están presentes, son visibles y protagonistas; pero con una versión de la realidad muy opuesta a la del equipo. Son exageradamente optimistas, creen que todo va bien, pese al descontento interno. Son más creíbles afuera que dentro de la organización. En casos así, la frustración de los colaboradores es todavía mayor porque sienten que el jefe solo piensa en su imagen y no en el desempeño del equipo.

“¡Lo que pasa es que quiero una cultura profesional en la que cada cual asuma su papel y no dependan de mí para resolver lo que les corresponde!” Así hablan algunos “ausentes” y, en ocasiones, tienen razón.

Conclusión.

El liderago empresarial se ejerce de forma constante e inteligente, desde la estrategia y la presencia física y emocional. En este sentido el verdadero lider está obligado a preocuparse y ocuparse de las necesidades de su capital humano, concretándo una negociación, retroalimentación o conversación explícita y formal de expectativas de desempeño con su equipo. De esta forma se evita depender de suposiciones sobre lo que los demás deberían ser o hacer.

¿Ejerce Ud. las funciones de líder? ¿está prsente, identificado y verdaderamente integrado en su equipo? ¿que piensa el capital humano de su empresa sobre Ud.?

Fuente: German Retana- Profesor INCAE Business School/ Managers Magazine

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