"Tu trabajo es descubrir tu trabajo y luego entregarte a él de manera incondicional". Rabindranath Tagore.
Búsqueda de la mejora continua y la excelencia personal: Ocho claves para ponerle pasión a tu trabajo y a tu vida.
Busca aquello que te apasiona y hazlo tu modo vida. No es una opción, es una obligación si quieres bienestar emocional y material en tu vida. Sácale provecho a lo que te apasiona, ahí está la riqueza.
Pero de manera más concreta, ¿por qué es tan importante ponerle pasión a tu trabajo y a tu vida?. Analicémoslo:
1. La pasión es energía: El talento siempre ha necesitado de energía –los retos ambiciosos cuestan mucho– y no hay mejor estimulante que la pasión. Un conocido empresario afirmaba: "Sin pasión no tienes energía y sin energía no tienes nada".
En el mundo no hay nada grande que se logre sin pasión». En cualquier ecuación cuyo resultado final aspire al éxito, no puede faltar su principal motor: La pasión. Cualquier persona que sea halagada por ser un referente en su sector, profesión o actividad, está enamorada de su trabajo.
2. La pasión derrota a la pereza: El ser humano tiene una tendencia natural a hacer lo más cómodo, la alternativa que le genera menos problemas, pero claro, ese camino no produce jugosos réditos.
Como decía Jim Rohn, referente del desarrollo personal: "El éxito no es otra cosa que la aplicación diaria de la disciplina. La gente no consigue resultados porque prefiere hacer lo cómodo a lo necesario". La pasión consigue vencer esos inconvenientes y convierte en agradables los sacrificios a realizar por una buena causa. La pasión no es otra cosa que el amor a la tarea.
3. La paciencia es ambiciosa: Y la ambición es lo que mueve el mundo, lo que hace avanzar a las sociedades y a la humanidad. Si no fuese por la ambición, todavía estaríamos en la Prehistoria. Pues bien, cuando uno siente pasión por algo, siempre quiere más, porque la finalidad de la vida siempre es el crecimiento. Una persona que deja de crecer empieza a decrecer. No hay término medio. El espíritu de superación es el primer requisito de los ganadores, y para ello debemos ser personas apasionadas.
4. La pasión es resistente: Cuando uno se fija metas, mucho más si son ambiciosas, el camino está plagado de obstáculos... crisis, errores, fracasos, dudas, bajones, deslealtades, injusticias o envidias, entre otros. En esos momentos, lo que pide el cuerpo es abandonar, y de hecho es lo que hace la mayoría de la gente. Ahí es donde hay que demostrar fortaleza emocional y seguir pedaleando.
El trabajo más duro siempre es no rendirse, y cuando uno siente pasión por lo que hace siempre es más fácil continuar remando a pesar de los nubarrones. La pasión siempre es insistente.
5. La pasión permite enfocarse: El rasgo principal que diferencia a la gente de éxito es que es experta en algo, y para ser experto en algo hay que aprender a enfocarse. Cuando uno tiene mucha pasión por algo, no tiende a dispersarse, a ir dando palos de ciego por aquí y por allá.
La gente ganadora hace una cosa muy bien; la gente normal, hace muchas cosas a un nivel mediocre. Esa es la diferencia. La pasión te permite poner todas tus energías en una sola cosa para así poder hacerla de manera impecable. Cuando estás enfocado, lo difícil es no tener éxito.
6. La pasión busca la excelencia: Si disfrutas con lo que haces, siempre lo harás mejor y darás más de ti. Es de sentido común. Steve Pavlina apuntaba: "Es condenadamente difícil competir contra alguien que disfruta con lo que hace".
Ponerle emoción a las cosas que hacemos es ponerle vida, y eso redunda inevitablemente en la calidad del resultado. Y esa es la mejor garantía de defensa contra la competencia, porque la competencia nunca está en los niveles de excelencia; la competencia está en los niveles de mediocridad. Ser excelente te quita de en medio a muchos competidores.
7. La pasión es creativa e inteligente: Está demostrado científicamente que la pasión aumenta la creatividad y la inteligencia. Así lo revela la ciencia. En el cerebro se ponen en marcha ciertos mecanismos –el Sistema de Activación Reticular (SAR)– que nos permiten ambas cosas, y las dos cosas –creatividad e inteligencia– son cuestiones esenciales para avanzar en la vida, porque crecer es, sobre todo, ir encontrando alternativas a los múltiples obstáculos, inconvenientes y problemas que surgen por el camino.
Si tienes pasión siempre acabarás hallando lo que necesitas para llegar al destino añorado. Lo que el corazón quiere, la mente se lo muestra.
8. La pasión es contagiosa: Es una de sus principales virtudes. Las personas apasionadas siempre generan colaboradores apasionados. No es fácil resistirse a esos proyectos liderados por personas que descorchan ilusión y pasión por todos sus poros. Y esto es importante porque para lograr cualquier reto grande se necesita un equipo.
Solo no se puede llegar a ningún sitio interesante. Warren Bennis, autoridad mundial en temas de liderazgo, manifestaba cierta vez: "Nunca he conocido un gran líder que no fuese apasionado. Cuando digo apasionado no me estoy refiriendo a que tenga que gritar y ser carismático. Muchos líderes son más bien tranquilos, pero cuando les oyes hablar, puedes sentir pasión".
Conclusión.
En definitiva, cuando lo que ‘sientes’ (internamente) y lo que ‘haces’ (externamente) están alineados, hay una posibilidad de hacer algo grande.
El compositor y director de orquesta argentino Ángel Mahler se refería a esta cuestión así: «El talento tiene que ver con el placer y el verdadero placer es hacer lo que te gusta».
También Janet Bray Attwood, autora de El test de la pasión, es de la misma opinión: «Cuando te enfrentes a una decisión, oportunidad o elección, siempre escoge a favor de tu pasión, de esas cosas que te infunden vitalidad cuando las haces o piensas en ellas. Cuando sigas tus pasiones, amarás tu vida».
Fuente: Francisco Alcaide Hernández/ Executive Excellence.
La actividad comercial internacional debe ser entendida y gestionada con una nueva mentalidad, surgida de la constante adaptación al cambio, el profundo análisis de los factores que inciden en el proceso y la aplicación del pensamiento estratégico a la toma de decisiones.
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sábado, 26 de noviembre de 2016
Búsqueda de la mejora continua y la excelencia personal: Ocho claves para ponerle pasión a tu trabajo y a tu vida
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domingo, 9 de octubre de 2016
Salir de la zona de confort: La obligación de superación y desarrollo personal como reto, riesgo y objetivo
"No podemos convertirnos en lo que queremos ser, permaneciendo en lo que somos en la actualidad.” Max DePree.
Salir de la zona de confort: La obligación de superación y desarrollo personal como reto, riesgo y objetivo.
Salir de la zona de confort es la única forma de avanzar en nuestro desarrollo personal. Por desgracia creer en nosotros mismos y tener confianza no es algo que nos hayan enseñado de pequeños, normalmente el ambiente nos ha hecho depender demasiado de las opiniones ajenas como también del éxito rápido y sin esfuerzo.
Nuestro padres y nuestro entorno social nos han sobreprotegido en lugar de ayudarnos a soñar para alcanzar nuestros objetivos. En lugar de enseñarnos a volar nos han hecho quedarnos dentro de la cueva.
Aquello en lo que creemos es lo que vamos a conseguir finalmente, es simple y huele a tópico pero es la realidad. Por ello para saber a qué cima queremos llegar, primero tenemos que tener claros una serie de caminos por los que tendremos que atravesar. Este video muestra algunos de ellos de una forma brillante.
Zona de confort y conceptos asociados.
1. Zona de confort.
La zona de confort es aquella en la que nos encontramos en un terreno en el que dominamos, donde estamos cómodos y conocemos lo que nos rodea. En ella están nuestros hábitos y costumbres.
2. Zona de aprendizaje.
Nuestra zona de aprendizaje está cerca de la zona de confort. En ella ampliamos nuestra visión del mundo. En ella aprendemos idiomas, nuevas experiencias y sensaciones, nuevas personas.
Hay gente a la que le apasiona la zona de aprendizaje. A otros les asusta! y se quedan en la zona de confort.
Muchas de las personas que nos rodean, incluso en nuestra propia familia nos impiden salir de nuestra zona de confort, pero aún más nos protegen de entrar en nuestra zona de pánico.
3. Zona de pánico.
La zona de pánico, está más allá de la zona de confort. En ella no vemos lo que puede pasar… “Y si te sale mal…?” pero ” y si te sale bien?”.
Mucha gente nos meterá miedo para que no entremos en ella. Es la zona de los grandes retos, la zona maravillosa donde las cosas grandes ocurren. Es la zona mágica.
Hay gente que cree que si se entra en esta zona, desaparece nuestra zona de confort y ya no podemos volver atrás. Es falso. Al entrar en la zona de pánico, se extiende nuestra zona de confort gracias al aprendizaje.
Durante el CAMBIO no se pierde lo que teníamos antes, sino que se expanden nuestras experiencias. No se pierde nada, solo se crece y se consigue el desarrollo personal.
Podría parecer que tenemos miedo a lo desconocido, pero lo que nos ocurre es que tenemos miedo a perder. Con los cambios, tenemos miedo a perder lo que tenemos y lo que somos.
Tensión emocional y tensión creativa.
Son dos fuerzas opuestas. La tensión emocional nos tira hacia nuestra zona de confort, mientras que la tensión creativa nos hace avanzar hacia el exterior.
Para poder avanzar, hay que conseguir que la motivación salga victoriosa frente a los miedos, es decir, trabajar con los miedos que nos impiden salir de la zona de confort.
En un lado de la balanza están los miedos: Miedo al qué dirán, miedo a fallar, miedo al ridículo y a la vergüenza.
Mientras que en el otro lado de la balanza están los cambios: Tener más tiempo libre, estar con la familia, poder viajar, tener más independencia…
La única forma de ganar esta batalla es creer en uno mismo. Por si acaso necesita un empujón inicial, aquí tiene 10 motivos para creer que SI puede… y todas las razones para motivarle.
1. Ud. es el protagonista de su vida.
2. Aquellas cosas que Ud. no decida en su vida, probablemente otro las decidirá por Ud., llevándole al camino equivocado.
3. En la medida que aprendemos a gestionar nuestros miedos, crecerá nuestra autoestima.
4. La autoestima aporta una nueva visión de la realidad llena de oportunidades.
5. De esta forma podremos elegir nuestro objetivo, teniendo claro cual es su sueño.
6. Debemos buscar lo que hace elevar la motivación personal.
7. Cuando tomamos consciencia de lo que nos falta por aprender a veces sentiremos una especie vértigo, de sensación de que es difícil y que el camino es demasiado largo.
8. En esos momentos hay que recurrir a nuestra motivación para no ceder a la tensión emocional, y empujarnos solo por nuestra tensión creativa hacia delante.
9. Debemos preguntar por nuestra visión personal: Para qué quiero este sueño, que voy a conseguir con todo esto y que hay más allá de las metas a alcanzar.
10. En cuanto hayamos superado nuestros prejuicios limitantes podremos dejar atrás nuestra zona de confort y volar y aprenderemos a estar un poco más cerca de nuestros sueños.
Efectos psicológicos relacionados con la salida de la zona de confort.
Los efectos psicológicos del proceso son evidentes, y deben de calcularse estratégicamente con la finalidad de saber asumir y dar la respuesta adecuada en cada momento y circunstancia de la travesía. En la primera fase dentro de la zona de pánico, volveremos a tener miedos porque ya no estamos en nuestra zona de confort ni en la de aprendizaje. Tendremos dudas y falta de confianza. Nos sentiremos inicialmente poco competentes y vulnerables. Es normal.
Para volver a recuperar la confianza hay que recuperar nuestra zona de confort, usar nuestros recursos personales que hemos olvidado usar en esta fase y tenemos que retomar. La preparación, trabajo y perseverancia durante esta fase nos harán conseguir nuestro sueño y convertirlo en realidad.
Conclusión.
Todo resultado tiene un precio, y que hay un recorrido que atravesar que, en muchas ocasiones -aunque temporalmente-, llega a ser desolador, pero merece la pena... en este sentido es evidente que sólo se puede crecer si se está dispuesto a sentirse incómodo y molesto al intentar algo nuevo.
Fuente: Pedro Sanz
Salir de la zona de confort: La obligación de superación y desarrollo personal como reto, riesgo y objetivo.
Salir de la zona de confort es la única forma de avanzar en nuestro desarrollo personal. Por desgracia creer en nosotros mismos y tener confianza no es algo que nos hayan enseñado de pequeños, normalmente el ambiente nos ha hecho depender demasiado de las opiniones ajenas como también del éxito rápido y sin esfuerzo.
Nuestro padres y nuestro entorno social nos han sobreprotegido en lugar de ayudarnos a soñar para alcanzar nuestros objetivos. En lugar de enseñarnos a volar nos han hecho quedarnos dentro de la cueva.
Aquello en lo que creemos es lo que vamos a conseguir finalmente, es simple y huele a tópico pero es la realidad. Por ello para saber a qué cima queremos llegar, primero tenemos que tener claros una serie de caminos por los que tendremos que atravesar. Este video muestra algunos de ellos de una forma brillante.
Zona de confort y conceptos asociados.
1. Zona de confort.
La zona de confort es aquella en la que nos encontramos en un terreno en el que dominamos, donde estamos cómodos y conocemos lo que nos rodea. En ella están nuestros hábitos y costumbres.
2. Zona de aprendizaje.
Nuestra zona de aprendizaje está cerca de la zona de confort. En ella ampliamos nuestra visión del mundo. En ella aprendemos idiomas, nuevas experiencias y sensaciones, nuevas personas.
Hay gente a la que le apasiona la zona de aprendizaje. A otros les asusta! y se quedan en la zona de confort.
Muchas de las personas que nos rodean, incluso en nuestra propia familia nos impiden salir de nuestra zona de confort, pero aún más nos protegen de entrar en nuestra zona de pánico.
3. Zona de pánico.
La zona de pánico, está más allá de la zona de confort. En ella no vemos lo que puede pasar… “Y si te sale mal…?” pero ” y si te sale bien?”.
Mucha gente nos meterá miedo para que no entremos en ella. Es la zona de los grandes retos, la zona maravillosa donde las cosas grandes ocurren. Es la zona mágica.
Hay gente que cree que si se entra en esta zona, desaparece nuestra zona de confort y ya no podemos volver atrás. Es falso. Al entrar en la zona de pánico, se extiende nuestra zona de confort gracias al aprendizaje.
Durante el CAMBIO no se pierde lo que teníamos antes, sino que se expanden nuestras experiencias. No se pierde nada, solo se crece y se consigue el desarrollo personal.
Podría parecer que tenemos miedo a lo desconocido, pero lo que nos ocurre es que tenemos miedo a perder. Con los cambios, tenemos miedo a perder lo que tenemos y lo que somos.
Tensión emocional y tensión creativa.
Son dos fuerzas opuestas. La tensión emocional nos tira hacia nuestra zona de confort, mientras que la tensión creativa nos hace avanzar hacia el exterior.
Para poder avanzar, hay que conseguir que la motivación salga victoriosa frente a los miedos, es decir, trabajar con los miedos que nos impiden salir de la zona de confort.
En un lado de la balanza están los miedos: Miedo al qué dirán, miedo a fallar, miedo al ridículo y a la vergüenza.
Mientras que en el otro lado de la balanza están los cambios: Tener más tiempo libre, estar con la familia, poder viajar, tener más independencia…
La única forma de ganar esta batalla es creer en uno mismo. Por si acaso necesita un empujón inicial, aquí tiene 10 motivos para creer que SI puede… y todas las razones para motivarle.
1. Ud. es el protagonista de su vida.
2. Aquellas cosas que Ud. no decida en su vida, probablemente otro las decidirá por Ud., llevándole al camino equivocado.
3. En la medida que aprendemos a gestionar nuestros miedos, crecerá nuestra autoestima.
4. La autoestima aporta una nueva visión de la realidad llena de oportunidades.
5. De esta forma podremos elegir nuestro objetivo, teniendo claro cual es su sueño.
6. Debemos buscar lo que hace elevar la motivación personal.
7. Cuando tomamos consciencia de lo que nos falta por aprender a veces sentiremos una especie vértigo, de sensación de que es difícil y que el camino es demasiado largo.
8. En esos momentos hay que recurrir a nuestra motivación para no ceder a la tensión emocional, y empujarnos solo por nuestra tensión creativa hacia delante.
9. Debemos preguntar por nuestra visión personal: Para qué quiero este sueño, que voy a conseguir con todo esto y que hay más allá de las metas a alcanzar.
10. En cuanto hayamos superado nuestros prejuicios limitantes podremos dejar atrás nuestra zona de confort y volar y aprenderemos a estar un poco más cerca de nuestros sueños.
Efectos psicológicos relacionados con la salida de la zona de confort.
Los efectos psicológicos del proceso son evidentes, y deben de calcularse estratégicamente con la finalidad de saber asumir y dar la respuesta adecuada en cada momento y circunstancia de la travesía. En la primera fase dentro de la zona de pánico, volveremos a tener miedos porque ya no estamos en nuestra zona de confort ni en la de aprendizaje. Tendremos dudas y falta de confianza. Nos sentiremos inicialmente poco competentes y vulnerables. Es normal.
Para volver a recuperar la confianza hay que recuperar nuestra zona de confort, usar nuestros recursos personales que hemos olvidado usar en esta fase y tenemos que retomar. La preparación, trabajo y perseverancia durante esta fase nos harán conseguir nuestro sueño y convertirlo en realidad.
Conclusión.
Todo resultado tiene un precio, y que hay un recorrido que atravesar que, en muchas ocasiones -aunque temporalmente-, llega a ser desolador, pero merece la pena... en este sentido es evidente que sólo se puede crecer si se está dispuesto a sentirse incómodo y molesto al intentar algo nuevo.
Fuente: Pedro Sanz
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lunes, 18 de julio de 2016
Aportación de valor y diferenciación: Apoyando la competitividad empresarial con una buena gestión del conocimiento
"Las empresas que más saben no son necesariamente las más competitivas. Para ello es preciso incorporar el conocimiento de forma efectiva en los procesos, prácticas y rutinas organizacionales que constituyen la base de sus ventajas competitivas".
Aportación de valor y diferenciación: Apoyando la competitividad empresarial con una buena gestión del conocimiento.
la gestión del conocimiento y del aprendizaje, entendida como la dirección planificada y continua de procesos y actividades, no debería descuidarse.
A menudo, sin embargo, esta gestión transita en el terreno de lo teóricamente interesante aunque poco práctico. Además, con frecuencia su implantación está casi exclusivamente ligada a aplicaciones de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, con lo que puede perder mucho de su valor potencial.
El profesor del IESE Rafael Andreu y Joan Baiget se centran en cómo la gestión del conocimiento puede mejorar el desempeño de las organizaciones con un enfoque basado en la idea de "conocimiento para la acción", sugerido por los profesores del IESE Beatriz Muñoz-Seca y Josep Riverola.
Las capacidades distintivas.
Con el foco puesto en las capacidades distintivas de la empresa, en sus maneras de hacer propias y difíciles de imitar, la gestión del conocimiento cobra una nueva dimensión.
Un ejemplo es el de la empresa eléctrica Unión Fenosa, cuando puso en marcha una estrategia basada en el desarrollo del conocimiento propio. El objetivo era aprovechar el capital intelectual y la experiencia de sus empleados en el marco de un estilo específico y una cultura organizacional más efectiva, apoyada en una serie de iniciativas de formación y aprendizaje.
Así, creó su Universidad Corporativa para promover el desarrollo personal de sus empleados impulsando la transferencia de conocimiento. Se decidió que los profesores fueran empleados de la propia empresa y que su estructura siguiera la de la organización, siendo los decanos de las distintas facultades los primeros directivos de la compañía.
Este proceso generó mejoras en varios ámbitos, que potenciaron la eficiencia y la rentabilidad, y facilitaron la expansión internacional y la diversificación a otras líneas de negocio.
En fase de maduración.
Muchas empresas ya consideran la gestión del conocimiento un activo estratégico asociado al desarrollo de las personas, a la innovación y, a la postre, a la mejora de los resultados económicos. Sin embargo en la mayoría de los casos la gestión del conocimiento todavía no ha culminado su proceso de maduración.
En muchos casos la rigidez de la organización impide desplegar todo su potencial y que existen todavía empresas en las que la gestión del conocimiento se reduce a proyectos de sistemas de información, gestión de documentos, intranets, etc.
Desde esta perspectiva un modelo de gestión del conocimiento implica:
1. Reconocer su carácter dinámico: No es algo que se diseña y se explota sin más; es precisa una actividad de mantenimiento de calidad entendida como un área que requiere profesionalidad, dedicación y rigor.
2. Incluir el desarrollo de nuevo conocimiento: Implica la gestión de procesos de aprendizaje y creatividad en la empresa.
3. Enfatizar y rescatar el rol del conocimiento idiosincrásico: Está en el origen de potentes posibilidades de diferenciación.
4. Enfocarse a la resolución de problemas: Más que a una pura acumulación de conocimiento sin objetivos claros.
5. No olvidar que su objetivo último es el desarrollo y mantenimiento de las ventajas competitivas de la empresa.
Conclusión.
Se trata de aportar una nueva y enriquecedora visión de la gestión del conocimiento con conceptos, modelos y pautas para ponerlas en práctica en consonancia con los objetivos de negocio.
Fuente: Rafael Andreu y Joan Baiget/ IESE Insight.
Aportación de valor y diferenciación: Apoyando la competitividad empresarial con una buena gestión del conocimiento.
la gestión del conocimiento y del aprendizaje, entendida como la dirección planificada y continua de procesos y actividades, no debería descuidarse.
A menudo, sin embargo, esta gestión transita en el terreno de lo teóricamente interesante aunque poco práctico. Además, con frecuencia su implantación está casi exclusivamente ligada a aplicaciones de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, con lo que puede perder mucho de su valor potencial.
El profesor del IESE Rafael Andreu y Joan Baiget se centran en cómo la gestión del conocimiento puede mejorar el desempeño de las organizaciones con un enfoque basado en la idea de "conocimiento para la acción", sugerido por los profesores del IESE Beatriz Muñoz-Seca y Josep Riverola.
Las capacidades distintivas.
Con el foco puesto en las capacidades distintivas de la empresa, en sus maneras de hacer propias y difíciles de imitar, la gestión del conocimiento cobra una nueva dimensión.
Un ejemplo es el de la empresa eléctrica Unión Fenosa, cuando puso en marcha una estrategia basada en el desarrollo del conocimiento propio. El objetivo era aprovechar el capital intelectual y la experiencia de sus empleados en el marco de un estilo específico y una cultura organizacional más efectiva, apoyada en una serie de iniciativas de formación y aprendizaje.
Así, creó su Universidad Corporativa para promover el desarrollo personal de sus empleados impulsando la transferencia de conocimiento. Se decidió que los profesores fueran empleados de la propia empresa y que su estructura siguiera la de la organización, siendo los decanos de las distintas facultades los primeros directivos de la compañía.
Este proceso generó mejoras en varios ámbitos, que potenciaron la eficiencia y la rentabilidad, y facilitaron la expansión internacional y la diversificación a otras líneas de negocio.
En fase de maduración.
Muchas empresas ya consideran la gestión del conocimiento un activo estratégico asociado al desarrollo de las personas, a la innovación y, a la postre, a la mejora de los resultados económicos. Sin embargo en la mayoría de los casos la gestión del conocimiento todavía no ha culminado su proceso de maduración.
En muchos casos la rigidez de la organización impide desplegar todo su potencial y que existen todavía empresas en las que la gestión del conocimiento se reduce a proyectos de sistemas de información, gestión de documentos, intranets, etc.
Desde esta perspectiva un modelo de gestión del conocimiento implica:
1. Reconocer su carácter dinámico: No es algo que se diseña y se explota sin más; es precisa una actividad de mantenimiento de calidad entendida como un área que requiere profesionalidad, dedicación y rigor.
2. Incluir el desarrollo de nuevo conocimiento: Implica la gestión de procesos de aprendizaje y creatividad en la empresa.
3. Enfatizar y rescatar el rol del conocimiento idiosincrásico: Está en el origen de potentes posibilidades de diferenciación.
4. Enfocarse a la resolución de problemas: Más que a una pura acumulación de conocimiento sin objetivos claros.
5. No olvidar que su objetivo último es el desarrollo y mantenimiento de las ventajas competitivas de la empresa.
Conclusión.
Se trata de aportar una nueva y enriquecedora visión de la gestión del conocimiento con conceptos, modelos y pautas para ponerlas en práctica en consonancia con los objetivos de negocio.
Fuente: Rafael Andreu y Joan Baiget/ IESE Insight.
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lunes, 16 de febrero de 2015
Empresa y compromiso con las metas: Quien no lo entrega todo, lo que entrega es nada
"Si hay una variable que define a la gente de éxito es el compromiso con sus metas; y el compromiso significa hacer lo que haga falta el tiempo que haga falta".
Empresa y compromiso con las metas: Quien no lo entrega todo, lo que entrega es nada.
El compromiso se tiene o no se tiene, no existe el compromiso a medias. El compromiso no se negocia, y quien no lo entrega todo, lo que entrega es nada. No es posible otra cosa para llegar lejos. El compromiso implica una determinación absoluta con nuestras metas.
En cierta ocasión, Will Smith, el actor de Hollywood protagonista de cintas como "En busca de la felicidad" o "Siete almas", utilizó el siguiente ejemplo para explicar su ética del trabajo y compromiso con sus proyectos:
Aquí hay dos máquinas de correr de gimnasio. Yo me voy a subir en una y tú en otra, y solo puede ocurrir dos cosas: O tú te bajas antes o yo muero en la cinta.
Eso es compromiso: Darlo todo por una causa. Vencer o morir. El compromiso no admite excusas, solo resultados. Y el compromiso de los ganadores se manifiesta en cinco áreas características.
a. Son personas comprometidas con la excelencia.
A la gente excelente le ofrecen oportunidades brillantes; a la gente normal oportunidades normales; y a la gente mala ninguna oportunidad. Aparque para siempre la mediocridad de su vida.
Siempre pregúntese cómo aportar más valor a lo que hace: Más rápido, a mejor precio, con mejor calidad. No haga las cosas para cumplir. Se nota, se siente… y se vuelve en su contra.
Su trabajo es la expresión de su persona. Recuerde: Sea tan bueno en lo suyo que los demás no puedan ignorarle. Cuando haga algo (conferencia, post, taller, clase), delo todo. La vida le devuelve lo que Ud. le entrega: Cuanto más de y a más gente, más recibirá en forma de beneficios.
Como dice David Schwartz, autor de La magia de pensar en grande: «La competencia nunca está en los niveles de excelencia; la competencia está en los niveles de mediocridad». Ofrecer valor añadido es una ventaja competitiva y una forma de diferenciarse del resto.
b. Son personas comprometidas con el aprendizaje.
No puede ganar “más” dando “menos”. Si quiere que su vida mejore, tiene que mejorar. Nunca deje de invertir en Ud. mismo y en su negocio. Siempre dedique recursos a su desarrollo personal (libros, seminarios, audiolibros, comidas con gente interesante) y a aquello que hace: A mejorar la web, los canales de comercialización, las relaciones, la publicidad, lo que sea.
Un porcentaje de los ingresos siempre deben estar destinados a inversión. Hoy día, quien no avanza, retrocede; quien no mejora, empeora. Dicho de manera resumida: ¿Quiere ser una persona que gane más ingresos que la media? Entonces conviértase en una persona superior a la media. Su desarrollo personal es su destino. Su nivel de ingresos solo puede crecer hasta el nivel que Ud. crezca.
c. Son personas comprometidas con las soluciones.
La gente de éxito está orientada a las soluciones; la gente de no-éxito está orientada a las excusas. Y el problema de buscar excusas es que si uno las busca, siempre las encuentra. No es difícil encontrar a alguien a quien echarle el muerto: la crisis, el gobierno, la educación, los mercados financieros o lo que sea.
La vida es una continua gestión de problemas, uno tras otro: Con los proveedores, con los clientes, con los partners o con los colaboradores. No tener problemas sí que es un problema, porque es indicativo de que no hace nada y eso es lo peor de todo.
Los problemas nunca desaparecen, pero las soluciones tampoco. Es una cuestión de enfoque. Donde hay un problema hay una solución, porque un problema que no tiene solución no es un problema, y por tanto, para qué preocuparse. Pon el ciento por ciento de la atención en cómo encontrar alternativas a los obstáculos que aparezcan en su camino.
d. Son personas comprometidas con el equipo.
Ya lo dice un proverbio: «Si quieres ir rápido, ve solo; si quieres llegar lejos, ve con otros». Para tener éxito, no es suficiente el talento, ni la inteligencia, ni la capacidad de trabajo.
Los éxitos están basados en los equipos. Ningún ermitaño ha sido referente en nada en la vida. Por tanto, hay que tener una actitud positiva hacia la gente. Solo uno está muy limitado. Todos tenemos carencias que necesitamos compensar con las fortalezas de terceros.
Lo que “no se sabe” gana siempre por goleada a lo que “se sabe”. Además, del contacto y roce con otra gente siempre brotan nuevas ideas. Muchas cuestiones se resuelven gracias a conversaciones informales.
Cultive y mime su red de contactos que es como un jardín que hay que regar todos los días para que no se seque. Y ello implica tres cosas: 1. Mantener las relaciones (hay que estar en contacto) 2. Conectar con la gente (ser empáticos) 3. Tener algo valioso (propuesta de valor) que aportar al resto.
e. Son personas comprometidas con la perseverancia.
Nunca va a encontrar todas las respuestas de inmediato. Ninguna biografía es una línea recta sino que el camino está plagado de obstáculos y dificultades.
Lo pasará mal, como todo aquel que ha llegado lejos. Cuando los resultados no acompañan siempre se pasa por momentos de duda que ponen a prueba la confianza en uno mismo. Lo que tiene mérito es seguir adelante cuando no pueda más.
La mayoría abandona. Es fundamental ser mentalmente fuerte, tener resistencia emocional. Quien resiste, vence. El éxito es una cuestión de perseverar cuando los demás han renunciado. El 90% del éxito es insistir una y otra vez hasta llegar donde uno siempre quiso llegar.
Ya lo decía Zig Ziglar: «No se desanime, a menudo es la última llave del llavero la que abre la puerta». Hay mucha gente con talento que ha fracasado por no ser perseverante, pero muy poca que con menos talento y mucha perseverancia no haya conseguido lo que se haya propuesto.
Conclusión.
Sin un compromiso incondicional con sus metas, no ocurrirá nada “mágico” en su vida.
Las palabras del explorador W. H. Murray en una de sus primeras expediciones al Himalaya despejan todo tipo de dudas. Dice así: "Hasta que uno no se compromete, está presente la reserva, la posibilidad de echarse atrás, la eterna inoperancia. Hay una verdad esencial que concierne a todas las iniciativas y creaciones, y pasarla por alto desbarata incontables ideas y espléndidos planes; en el momento que uno se compromete definitivamente, la providencia también se pone en marcha, y de pronto todo parece favorable sin que haya explicación. Esa decisión pone en marcha una serie de imprevistos que pone en nuestro camino todo tipo de incidentes y encuentros, así como ayuda material que nunca nos habríamos atrevido a soñar".
Fuente: Francisco Alcaide Hernández/ Executive Excellence.
Empresa y compromiso con las metas: Quien no lo entrega todo, lo que entrega es nada.
El compromiso se tiene o no se tiene, no existe el compromiso a medias. El compromiso no se negocia, y quien no lo entrega todo, lo que entrega es nada. No es posible otra cosa para llegar lejos. El compromiso implica una determinación absoluta con nuestras metas.
En cierta ocasión, Will Smith, el actor de Hollywood protagonista de cintas como "En busca de la felicidad" o "Siete almas", utilizó el siguiente ejemplo para explicar su ética del trabajo y compromiso con sus proyectos:
Aquí hay dos máquinas de correr de gimnasio. Yo me voy a subir en una y tú en otra, y solo puede ocurrir dos cosas: O tú te bajas antes o yo muero en la cinta.
Eso es compromiso: Darlo todo por una causa. Vencer o morir. El compromiso no admite excusas, solo resultados. Y el compromiso de los ganadores se manifiesta en cinco áreas características.
a. Son personas comprometidas con la excelencia.
A la gente excelente le ofrecen oportunidades brillantes; a la gente normal oportunidades normales; y a la gente mala ninguna oportunidad. Aparque para siempre la mediocridad de su vida.
Siempre pregúntese cómo aportar más valor a lo que hace: Más rápido, a mejor precio, con mejor calidad. No haga las cosas para cumplir. Se nota, se siente… y se vuelve en su contra.
Su trabajo es la expresión de su persona. Recuerde: Sea tan bueno en lo suyo que los demás no puedan ignorarle. Cuando haga algo (conferencia, post, taller, clase), delo todo. La vida le devuelve lo que Ud. le entrega: Cuanto más de y a más gente, más recibirá en forma de beneficios.
Como dice David Schwartz, autor de La magia de pensar en grande: «La competencia nunca está en los niveles de excelencia; la competencia está en los niveles de mediocridad». Ofrecer valor añadido es una ventaja competitiva y una forma de diferenciarse del resto.
b. Son personas comprometidas con el aprendizaje.
No puede ganar “más” dando “menos”. Si quiere que su vida mejore, tiene que mejorar. Nunca deje de invertir en Ud. mismo y en su negocio. Siempre dedique recursos a su desarrollo personal (libros, seminarios, audiolibros, comidas con gente interesante) y a aquello que hace: A mejorar la web, los canales de comercialización, las relaciones, la publicidad, lo que sea.
Un porcentaje de los ingresos siempre deben estar destinados a inversión. Hoy día, quien no avanza, retrocede; quien no mejora, empeora. Dicho de manera resumida: ¿Quiere ser una persona que gane más ingresos que la media? Entonces conviértase en una persona superior a la media. Su desarrollo personal es su destino. Su nivel de ingresos solo puede crecer hasta el nivel que Ud. crezca.
c. Son personas comprometidas con las soluciones.
La gente de éxito está orientada a las soluciones; la gente de no-éxito está orientada a las excusas. Y el problema de buscar excusas es que si uno las busca, siempre las encuentra. No es difícil encontrar a alguien a quien echarle el muerto: la crisis, el gobierno, la educación, los mercados financieros o lo que sea.
La vida es una continua gestión de problemas, uno tras otro: Con los proveedores, con los clientes, con los partners o con los colaboradores. No tener problemas sí que es un problema, porque es indicativo de que no hace nada y eso es lo peor de todo.
Los problemas nunca desaparecen, pero las soluciones tampoco. Es una cuestión de enfoque. Donde hay un problema hay una solución, porque un problema que no tiene solución no es un problema, y por tanto, para qué preocuparse. Pon el ciento por ciento de la atención en cómo encontrar alternativas a los obstáculos que aparezcan en su camino.
d. Son personas comprometidas con el equipo.
Ya lo dice un proverbio: «Si quieres ir rápido, ve solo; si quieres llegar lejos, ve con otros». Para tener éxito, no es suficiente el talento, ni la inteligencia, ni la capacidad de trabajo.
Los éxitos están basados en los equipos. Ningún ermitaño ha sido referente en nada en la vida. Por tanto, hay que tener una actitud positiva hacia la gente. Solo uno está muy limitado. Todos tenemos carencias que necesitamos compensar con las fortalezas de terceros.
Lo que “no se sabe” gana siempre por goleada a lo que “se sabe”. Además, del contacto y roce con otra gente siempre brotan nuevas ideas. Muchas cuestiones se resuelven gracias a conversaciones informales.
Cultive y mime su red de contactos que es como un jardín que hay que regar todos los días para que no se seque. Y ello implica tres cosas: 1. Mantener las relaciones (hay que estar en contacto) 2. Conectar con la gente (ser empáticos) 3. Tener algo valioso (propuesta de valor) que aportar al resto.
e. Son personas comprometidas con la perseverancia.
Nunca va a encontrar todas las respuestas de inmediato. Ninguna biografía es una línea recta sino que el camino está plagado de obstáculos y dificultades.
Lo pasará mal, como todo aquel que ha llegado lejos. Cuando los resultados no acompañan siempre se pasa por momentos de duda que ponen a prueba la confianza en uno mismo. Lo que tiene mérito es seguir adelante cuando no pueda más.
La mayoría abandona. Es fundamental ser mentalmente fuerte, tener resistencia emocional. Quien resiste, vence. El éxito es una cuestión de perseverar cuando los demás han renunciado. El 90% del éxito es insistir una y otra vez hasta llegar donde uno siempre quiso llegar.
Ya lo decía Zig Ziglar: «No se desanime, a menudo es la última llave del llavero la que abre la puerta». Hay mucha gente con talento que ha fracasado por no ser perseverante, pero muy poca que con menos talento y mucha perseverancia no haya conseguido lo que se haya propuesto.
Conclusión.
Sin un compromiso incondicional con sus metas, no ocurrirá nada “mágico” en su vida.
Las palabras del explorador W. H. Murray en una de sus primeras expediciones al Himalaya despejan todo tipo de dudas. Dice así: "Hasta que uno no se compromete, está presente la reserva, la posibilidad de echarse atrás, la eterna inoperancia. Hay una verdad esencial que concierne a todas las iniciativas y creaciones, y pasarla por alto desbarata incontables ideas y espléndidos planes; en el momento que uno se compromete definitivamente, la providencia también se pone en marcha, y de pronto todo parece favorable sin que haya explicación. Esa decisión pone en marcha una serie de imprevistos que pone en nuestro camino todo tipo de incidentes y encuentros, así como ayuda material que nunca nos habríamos atrevido a soñar".
Fuente: Francisco Alcaide Hernández/ Executive Excellence.
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domingo, 5 de enero de 2014
Gestión empresarial y desarrollo personal: Diez hábitos para cultivar la confianza en uno mismo

“La religión de todos los hombres debería ser aprender a creer en sí mismos”.Jiddu Krishnamurti, filósofo indio.
Gestión empresarial y desarrollo personal: Diez hábitos para cultivar la confianza en uno mismo.
El problema nunca es la falta de talento sino la falta de confianza para desarrollarlo. El problema no es nuestra incapacidad sino la creencia de que no somos capaces, las dudas que tenemos sobre nosotros mismos. Como consecuencia de esto, la mayoría de las personas no llevan una vida de acuerdo a sus posibilidades (reales) sino a sus creencias (mentales).
Sabiendo que todo parte de ahí, ¿qué hábitos podemos cultivar para mejorar la confianza en uno mismo?:
1. Cuida tu entorno.
“Si vives entre codornices, es muy difícil aprender a volar como las águilas”, dice la sabiduría popular. Los límites no están en las personas sino en los entornos, que determinan nuestras creencias e influyen poderosamente en lo que una persona consigue.
El entorno es la tierra en la que uno se cultiva, y hay tierras fértiles y otras infértiles. Hay entornos tóxicos y entornos estimulantes; entornos que alimentan la confianza y entornos que alimentan el miedo. En los buenos entornos el talento se atreve y expande; en los malos, se contrae y reprime.
Un mal entorno es como caminar por arenas movedizas, por mucho esfuerzo que se haga, los avances son limitados. Tu entorno determina la altura de tu éxito. Cuida mucho con quién pasas el tiempo porque nadie es indiferente a lo que lee, ve u oye.
El entorno nos arrastra –sin que nos demos cuenta, ese es el peligro– a una determinada forma de pensar, de sentir y de actuar. Para poder pensar en grande hay que apartarse de mucha gente que piensa en pequeño. Conviene no olvidar las palabras de Jim Rohn: “Tu vida es una media de las cinco personas con las que más te relacionas”.
2. Cuida tu cuerpo.
Que es tu casa, allí donde habitas todos los días. Y ello implica prestar atención a tres cosas: sueño, nutrición y ejercicio físico. La dieta influye en el estado de ánimo. Hay ciertas comidas que conducen a estados más depresivos; igual pasa con el sedentarismo: hacer ejercicio físico y estar en movimiento tiene ventajas en la salud y en el ánimo al liberar ciertas sustancias químicas estimulantes del bienestar.
Y con el sueño, más de lo mismo: no descansar produce malestar en tu cuerpo, humor desagradable y cansancio, que restan energías y ánimo para ser productivo. Cualquier meta –más aún si es ambiciosa– requiere mucha energía, y para ello es esencial cuidar nuestra salud. Sentirse bien físicamente nos hace estar mejor con nosotros mismos e invita a abordar retos más grandes.
3. Cuida tu apariencia física.
La apariencia ‘exterior’ influye en el pensamiento ‘interior’. Los cuidados estéticos y tu forma de vestir te ayudarán mucho a cómo te ves a ti mismo; y cómo te ves a ti mismo determina cómo te ven los demás. ¿No hay un determinado vestido, jeans, sandalias o botas que cuando te las pones ‘te ves más guapa’? Ello te lleva a sentirte mejor, más segura de ti misma, y eso se refleja en tu comportamiento y trato: más abierto, más simpático, más cercano, en definitiva, más cautivador. Esa actitud, se transmite y los demás la perciben y responden de la misma manera. Tu mundo ‘exterior’ no es más que un reflejo de tu mundo ‘interior’.
El grado de distancia (o conexión) con los demás es un reflejo del grado de distancia (o conexión) que existe con uno mismo. Nada ocurre por azar. Somos causa y efecto al mismo tiempo. Las cosas se atraen por una determinada forma de pensar, sentir y actuar. Sentirse bien lleva a actuar de una determinada manera: más enérgica y confiada. Las personas somos ‘estados de ánimo con piernas’. Lo decía Louise Hay: “Solo hay una cosa que sana todo problema: amarse a uno mismo”.
4. Apóyate en otros.
Está demostrado científicamente que nos sentimos más seguros cuando terceras personas confían en nosotros. Es esencial tener puntos de apoyo emocional. Ir solo por la vida es muy complicado. A menudo, somos los mayores enemigos de nosotros mismos. Ya sea con tu pareja, un amigo o un familiar, es bueno tener gente cerca que crea en nosotros –más que nosotros mismos– y que nos aliente a dar el paso y lanzarnos.
En eso consiste, entre otras cosas, el liderazgo. Un buen líder es alguien que te empuja a ir más allá de tus dudas y miedos; un buen líder es alguien que inspira a los demás a convertirse en la persona que les gustaría ser. El aislamiento, con mucha frecuencia, nos lleva a los pensamientos negativos, que como decía David Schwartz, autor de La magia de pensar en grande, son una especie de “suicidio espiritual”.
5. Busca mentores.
Todo el mundo se enfrenta a dudas, contradicciones y cruces de caminos. Saber cómo otras personas han actuado en esas situaciones ayuda mucho a aliviar la tensión y ganar seguridad, a no tener tantas dudas que lleven a adoptar la decisión más cómoda y que evitan salir de la zona de confort.
Además, contar con buenos mentores es un factor acelerador en la consecución de nuestras metas. Descubrir todos los pasos a seguir por uno mismo lleva demasiado tiempo. Los mentores son las personas, pero también los buenos libros. Muchos empresarios, directivos, deportistas o pensadores han dejado sus enseñanzas, investigaciones, consejos y tips por escrito.
Aprovéchate de ello. Como decía Bertrand Russell: “La mejor prueba de que algo puede hacerse es que antes alguien ya lo hizo”. Ver que otros pudieron anima a perseguir aquello que uno también añora. Tener fuentes de inspiración es fundamental.
6. Habla en público.
Hazlo siempre que puedas, es una de las actividades que más aumenta la confianza en uno mismo. Lánzate. Muchas veces no se trata de hacerlo bien o mal, sino simplemente de hacerlo. Irás venciendo resistencias. Empieza a decir ‘sí’ cuando te lo propongan y no busques excusas porque las encontrarás.
Hay miles de oportunidades todos los días para estar delante de una audiencia. No dejes de ver la película de cine ‘Dí que Sí’ (Yes man) (2008), del director Peyton Reed. Allí se dice: “Dices que NO a la vida y por tanto, no vives. Cada vez que se te presente una oportunidad dirás SÍ”. Ese es el reto: siente miedo –todos lo tenemos– pero hazlo de todas maneras.
Si tienes miedo, es una oportunidad de crecer y evolucionar. Si tu vida es demasiado cómoda, probablemente estás estancado. El crecimiento siempre está asociado a una cierta incomodidad, a una cierta tensión entre lo que uno es y lo que puede llegar a ser.
7. Aumenta tu actividad social.
Dale Carnegie, autor del clásico Cómo ganar amigos e influir sobre las personas –biblia de las relaciones personales– dice: “Entre las cosas que más interesa a la gente es cómo llevarse bien con los demás, cómo gustarles y cómo persuadirles.
Mi popularidad, mi felicidad y mi sensación de valía dependen, y mucho, de mi habilidad para tratar con los demás”. Un alto nivel de relaciones satisfactorias mejora la autoestima y la seguridad en uno mismo. La recomendación es clara: provoca acudir a actos sociales, ya sean de tipo ‘profesional’ (congresos, foros, seminarios…) como ‘personal’ (fiestas, celebraciones, inauguraciones…).
Poco a poco irás ensanchando tu círculo de contactos, te sentirás más cómodo en el arte del networking y tu seguridad mejorará.
8. Practica la generosidad.
Aristóteles dijo hace más de 23 siglos que “la generosidad es un egoísmo inteligente”. Cuando ayudas a los demás, la gente se siente agradecida y te lo valorará, y eso te hará sentir bien contigo mismo, ver que eres útil, y que tú también puedes aportar cosas interesantes.
No siempre se trata de grandes gestas, sino de multitud de gestos cotidianos del día a día que todos sabemos. Sentirse útil aumenta la confianza en uno mismo, al ver que nuestros conocimientos, habilidades y experiencia son de ayuda para terceros. Además, tiene premio: todo lo que haces por los demás, de una u otra manera, acaba regresando a nuestra vida, y además, multiplicado. Lo que das, te lo das.
9. Haz el ridículo en cosas sin importancia.
A veces estamos demasiado agarrotados por el miedo al fracaso, y eso nos resta oportunidades de mejora y evolución. El crecimiento, en lo profesional y en lo personal, siempre está asociado a la capacidad de asumir riesgos. Por eso, fallar y ‘hacer el ridículo’ en aspectos poco importantes, que no afectan a nuestro trabajo ni a nuestro prestigio –clases de baile, o de magia, o de teatro… –, nos hará sentirnos más libres y nos dará fuerza para soltarnos en los temas que son nuestro ‘core business’ y que son más relevantes en nuestra vida. Ganar es no tener miedo a perder.
Los perdedores son perdedores porque evitan perder; los ganadores son ganadores porque pierden más veces que los perdedores. Hay gente que nunca se ha equivocado pero toda su vida es un error.
10. Haz cosas "para destacar".
El ser humano es un ser social por naturaleza, por eso, el miedo al rechazo –más aún en ciertas culturas– aparece en escena a menudo, lo que hace que muchas personas nunca se desmarquen de nada por miedo a no gustar y al qué dirán. No hay nada peor que afirmar: ‘me considero una persona normal’. Ser normal no es ninguna virtud; es más, es un inconveniente, porque te sitúa en medio del pelotón.
Lo peor es ser indiferente. Éxito es sinónimo de diferenciación: lo que te hace diferente, te hace único y especial. Eso sí, ser diferente es no gustarle a alguna gente, a aquella que no comparte tu propuesta de valor. No pasa nada. Si quieres triunfar, tienes que destacar, y destacar implica no buscar aprobación a cada paso. Para que te atrevas: ponte en primera fila a cada evento que acudas y da tu opinión en cualquier conversación que tengas.
Conclusión.
Estos diez puntos, ponlos en práctica de manera gradual. No te exijas demasiado desde el primer momento. De lo que se trata es de ir venciendo resistencias pequeñas pero todos los días. La filosofía es la siguiente: Poco + Poco = Mucho. Un poco sin importancia, más otro poco sin importancia, más otro poco sin importancia... acaba siendo mucho y configurando un hábito. El mayor enemigo en los procesos de desarrollo personal es la impaciencia, el querer ir demasiado rápido.
Te llevan a exigirte demasiado, con lo que al final no cumples con lo establecido, te frustras y abandonas. Por el contrario, si lo poco que haces lo cumples, eso te llevará a sentir bien contigo mismo y a hacer más de lo mismo.
Fuente: Francisco Alcaide Hernández- Experto en Management y Desarrollo Personal/ Executive Excellence.
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martes, 9 de julio de 2013
En la búsqueda constante de la competitividad y la mejora del desarrollo personal: Formación estratégica para la calidad directiva

"En la actualidad debemos enfocar el aprendizaje permanente hacia el desarrollo profesional y la mejora de la productividad; Cada individuo ha de nutrir su propia competitividad en el mercado de trabajo, y asegurar su mejor rendimiento en el puesto que ocupe, mediante nuevos conocimientos y habilidades añadidos regularmente a su perfil".
En la búsqueda constante de la competitividad y la mejora del desarrollo personal: Formación estratégica para la calidad directiva.
Cada empresa ha de asegurar sus resultados con una buena organización y gestión; con una gestión que consiga materializar el futuro perseguido, y a cuyo fin aproveche al máximo el capital humano disponible. Clave resulta, sí, para la empresa y la sociedad, una acertada gestión por parte de los directivos.
Sería una pena contar con personas muy cualificadas que se vieran obligadas a plegar su sentido común ante cuestionables normas y procedimientos; a subordinar sus conocimientos a los de su jefe, quizá no tan completos en lo técnico; a inhibir, en suma, parte de inteligencia y creatividad, en su contribución a cada empresa.
De hecho, tal vez cabe decirlo en presente de indicativo, y aun en relación con el personal que no consigue ser contratado. Sabíamos recientemente, en enero de 2011, que Alemania estaba dispuesta a contratar las mejores cabezas de entre los desempleados españoles, a la vez que algún interesado en la oferta, con visible frustración, declaraba que en nuestro país “es difícil vivir siendo un trabajador cualificado y honrado”.
Solemos ciertamente hablar de la formación continua de los trabajadores —quizá más del cómo que del qué aprender— y de su necesidad incuestionable; pero la asignatura pendiente podría estar, sobre todo, en un mejor aprovechamiento del capital humano existente, y asimismo en la mejora de la calidad directiva de quienes toman las decisiones en las compañías.
Sin desestimar la necesidad del aprendizaje permanente de los trabajadores, como de la idónea aplicación de lo que aprenden, los directivos habrían de nutrir, reforzar, asimismo sus capacidades, tanto en lo referido a la gestión de las personas en beneficio de la inteligencia colectiva, como en lo referido a la dirección estratégica de sus áreas, departamentos o empresas.
El management estratégico tomó el primer impulso hace más de 50 años, con valiosas aportaciones de expertos como Chandler, Andrews, Ansoff, Selznick y Drucker, todos estos ya fallecidos, y en su esencia —aseguramiento del futuro— insistieron otros expertos en décadas posteriores, incluido Michael Porter, entre los más conocidos hoy. Pero caber dudar de que nuestros ejecutivos tengan muy presentes las enseñanzas recibidas, en su caso, de las universidades, consultoras y las escuelas de negocios, como cabe preguntarse si estas enseñanzas son siempre las más adecuadas.
Dicho de otro modo, la productividad y la competitividad podrían estar viéndose atoradas, en considerable medida, tanto porque impidamos que el capital humano se exprese, como porque esté fallando la estrategia, si no algo más, en quienes dirigen.
En el caso de España, a la vez que se reconoce que nuestros trabajadores son los más formados de toda la OCDE, se denuncia, sí, que falta calidad directiva, aunque contemos con ejecutivos de gran prestigio internacional. En un estudio llevado a cabo recientemente por la consultora Otto Walter se apuntaba que la gestión de 4 de cada 10 directivos es considerada deficiente, y que tampoco resulta siempre excelente la de muchos otros. Pero también se hablaba de esta carencia antes de la crisis, y se hacía en foros internacionales (Davos).
Nadie es perfecto, todos somos imperfectos, y hasta suena optimista cuando nos considerarnos perfectibles; pero si alguien ha de estar más cerca de la máxima competencia y profesionalidad son los dirigentes, porque sus errores tienen elevada trascendencia. No cabe pensar que sean torpes quienes se muestren incompetentes, sino que la gestión es ciertamente cada día más compleja y retadora, y demanda mayor dosis de conocimientos y habilidades; pero, admitido esto, se habrían de reducir las decisiones y actuaciones desacertadas en nuestras empresas, de tan lamentables consecuencias, especialmente para los trabajadores y la sociedad.
No sé si alguien pensará que de Alemania, aparte de enviar allí trabajadores muy cualificados, debíamos traer buenos directivos… Lo ideal sería, seguramente, quedarnos aquí los españoles, y optimar juntos la fortaleza de las empresas lo antes posible, aunque haya que revisar formas de pensar y de hacer. De una gestión empresarial que percibe a los trabajadores, ya sean titulados universitarios o no, como meros empleados, recursos, colaboradores o seguidores de supuestos líderes, deberíamos pasar quizá a una gestión más acorde con las nuevas realidades; a una gestión que los perciba —así ocurre en las mejores empresas— como portadores de capital humano, y que se manifieste coherente con esta percepción. De esta idea parecen derivar tres propósitos básicos a enfocar mejor, en los notables esfuerzos de formación continua:
a. El adiestramiento, técnico y no técnico, de los trabajadores de diferentes niveles de cualificación, en correspondencia con los cambios deseados en su actuación: Nuevas tecnologías, nuevos métodos y herramientas…
b. La concienciación cultural derivada de nuevas relaciones jerárquicas tendentes a liberar el capital humano; derivada de nuevos perfiles relacionales, más acordes con las realidades de la economía emergente.
c. El perfeccionamiento en gestión profesional y estratégica, para ejecutivos y directivos de las organizaciones, tras el acierto en sus decisiones y el aseguramiento de la prosperidad.
Desde luego, hay que insistir en que nadie aprende debidamente aquello que no considere necesario, de modo que tal vez habríamos de hablar menos de “formación”, y más de aprendizaje permanente desplegado con proactividad por sus protagonistas; desplegado con deseo auténtico de aprender y mejorar, de alcanzar mejores resultados del trabajo.
Si en su empresa el trabajador percibiera, con o sin fundamento, que su esfuerzo es capitalizado por su jefe, que su conocimiento es capitalizado por los responsables de formación, y que su esmero es capitalizado por el área de calidad, entonces acabaría probablemente inhibiendo parte de sus capacidades, y dejando su capital humano para otros fines, incluidos los de semana.
Al considerar las características de la economía del saber y el innovar, un nuevo statu quo relacional podría, sí, resultar preciso, allá donde todavía no se hubiera producido este salto cuántico, ya apuntado hace unos 50 años por Douglas McGregor.
Decíamos que quizá se habla más del cómo aprender que del qué. Suena el workshop, el e-learning, el shadowing, el outdoor, el coaching, el on the job, la formación blended…, y bueno es pensar en las soluciones; pero identifiquemos debidamente el problema, la carencia, la necesidad. ¿A qué conocimientos, destrezas, habilidades, fortalezas, actitudes, creencias, sentimientos, valores o conductas, hemos de orientar los esfuerzos de formación en cada caso, de acuerdo con el competency movement y las realidades emergentes en la economía?.
Si en verdad una organización hubiera de reconsiderar su modelo de relación jerárquica, y definir nuevos perfiles en jefes y subordinados, entonces tendría que abordar, en unos y otros, las idóneas actitudes, valores, compromisos, responsabilidades, poderes, creencias, modelos mentales… Luego, con una buena dosis de autogestión en el subordinado, fruto de su competencia y de otros supuestos del perfil Y de McGregor, este no precisaría seguramente un moderno capataz —ahora se habla del jefe-líder—, y el directivo podría aplicarse con mayor dedicación a sus auténticos retos de competitividad y de futuro, tal vez algo desatendidos en algún caso y que sin duda resultan estimulantes, desafiantes.
Conclusión.
A medida que vamos teniendo más datos sobre la falta de calidad directiva deberíanos ir renovando la formación de directivos, y tal vez olvidando algún modelo de liderazgo motivador o capacitador, que todavía se postula y aplaude en algún escenario.
En general, el directivo, mediante decisiones acertadas, habría de asegurar el alineamiento de su área tras las metas empresariales, la sinergia organizacional, la provisión de recursos, los mejores resultados con el mínimo esfuerzo, la satisfacción de los clientes (internos o externos), cierta anticipación a los cambios en el entorno, el aprovechamiento de las oportunidades, el desarrollo colectivo, el cultivo de la innovación… ¿Lo hace siempre con acierto?.
Fuente: José Enebral/ Managers Magazine
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