jueves, 20 de diciembre de 2012

Futuro alternativo en las organizaciones y adaptación al cambio: Presencia y propósito


"Con tantos sistemas sociales patas arriba –familias, compañías, gobiernos, comunidades y sociedades–, el futuro no parece prometedor. Los escenarios que más fácilmente imaginamos revelan nuestros peores miedos, en vez de nuestro legado deseado. ¿Qué hacer?."

Futuro alternativo en las organizaciones y adaptación al cambio: Presencia y propósito.

Para crear de nuevo el mundo, serás llamado a participar en los cambios, algunos profundamente personales e inherentemente sistémicos, y experimentarás momentos de gran colaboración o despertar colectivo.

Un momento así me ocurrió en Sudáfrica en los años 90. Estaba impartiendo un workshop de tres días cerca de Johannesburgo, con sudafricanos de color entrenados para liderar ese programa por sí mismos. Por entonces, muchos tomaron riesgos personales para poder participar.

El último día, el grupo escuchó al presidente Frederik Willem de Klerk pronunciar el discurso que puso en marcha el fin del Apartheid. Después, el grupo escuchó el discurso de Martin Luther King: “I have a dream”. Después, cada uno expresó sus sentimientos. Un ejecutivo afrikáner dijo que había sido educado para pensar en sus colegas negros como animales, y rompió a llorar. Contemplando esta situación, sentimos cómo un nudo se deshacía.

Ahora buscamos entender mejor cómo esos momentos –y las fuerzas de cambio que indican– se desarrollan. Las profundas dimensiones del cambio transformacional representan un territorio inexplorado. Este punto ciego concierne no solo a lo que nosotros como líderes sabemos y hacemos, sino a cómo somos en ese profundo interior personal desde el cual operamos.

El libro Presence ofrece una teoría de cambio profundo basada en el entendimiento de la naturaleza y en cómo las partes y el todo se interrelacionan. Tendemos a pensar en los “todos” como formados por muchas partes, pero los sistemas vivos, tales como nuestro cuerpo o un árbol, se crean a sí mismos. No son meros ensamblajes de partes, sino que crecen continuamente.

El campo generativo de un sistema vivo se extiende a su entorno y conecta a ambos. Por ejemplo, cada célula contiene la misma información de ADN en todo el organismo y aun así las células se diferencian al madurar, desarrollando una especie de identidad social de acuerdo con el contexto y con lo que se necesita para la salud del organismo mayor.

Cuando los campos mórficos de una célula se deterioran, su capacidad de percepción del “todo” cambia. Una célula que pierde su identidad social se transforma hacia una división indiferenciada (cáncer) que puede poner en peligro al organismo mayor.

Para apreciar la relación entre las partes y el todo dentro de los organismos vivos, solo necesitas mirar al cielo de noche. Observarás que todo el cielo es visible desde donde estás, aunque la pupila de tu ojo, totalmente abierta, tiene menos de 1 cm de diámetro. De alguna manera, la luz de todo el cielo debe de estar presente en el pequeño espacio de tu ojo. La luz de la totalidad del cielo nocturno está presente en cada espacio, independientemente de cuán pequeño sea. El mismo fenómeno es evidente en un holograma, que nos revela que “todo está en todo”. En la naturaleza, “la parte es un lugar para presenciar el todo”.

La emergencia de organizaciones vivas.

No hay sitio donde sea más importante entender la relación entre las partes y el todo que en la evolución de las organizaciones globales y de sus sistemas. Las organizaciones globales proliferan junto con las infraestructuras que, para las finanzas, distribución, cadenas de suministro y de comunicación, van creando.

Esta expansión afecta la vida de otras especies. Históricamente, ningún individuo, tribu o nación podía alterar el clima global, destruir a miles de especies o cambiar el equilibrio químico de la atmósfera. Lo cierto es que esto está pasando hoy, al ser nuestras acciones individuales mediadas y magnificadas a través de la creciente red de instituciones globales.

Esa red determina qué tecnologías son desarrolladas y cómo son aplicadas. Da forma a las agendas políticas al responder los gobiernos a las prioridades de los negocios globales, al comercio internacional y al desarrollo económico. Reforma las realidades sociales al dividir el mundo entre aquellos que se benefician de la nueva economía global y los que no.

También propaga una cultura global de comunicación instantánea, el individualismo y la adquisición material que pone en peligro a las familias, a la religión y a las estructuras sociales. Por eso, en vez de atribuir los cambios que están asolando al mundo a un grupo de individuos poderosos o de sistemas “sin rostro”, podemos considerarlos como las consecuencias de una forma viva que puede crecer, aprender y evolucionar.

Ahora bien, hasta que no se active ese potencial, las organizaciones se expandirán ciegamente, inconscientes de su pertenencia a un todo mayor o de las consecuencias de su crecimiento. Mientras que un sistema vivo continuamente se recree asimismo, el cómo ocurra esto en las organizaciones globales depende de nuestro nivel de consciencia. Las empresas y sus miembros son quienes presencian los sistemas que prevalecen en la gestión.

Mientras que los hábitos gobiernen nuestra forma de pensar –esencialmente por el control, la previsibilidad, la estandarización y las prisas– continuaremos recreando organizaciones, tal y como las hacemos hoy, a pesar de su falta de armonía con el mundo. La mayoría de las organizaciones globales no ha percibido que son organizaciones vivas. Una vez que lo hagan, podrán ocupar un lugar, como debe ser, dentro del todo.

Cuando actuamos bajo el miedo o la ansiedad, nuestras acciones revierten en lo que es más habitual: conductas dominantes destructivas, reacciones de ataque o huidas inherentes a nuestra programación “amigdalar”… Las acciones colectivas no son diferentes. Incluso en entornos con dramáticos cambios, la mayoría de las organizaciones continúa reaccionando de la misma forma.

Evidentemente, se produce un aprendizaje, esencialmente referido a la reacción ante las circunstancias. El aprendizaje reactivo se rige por la descarga de formas de pensar habituales, analizando el mundo dentro de parámetros familiares y de confort. Descartamos interpretaciones y modos de actuación diferentes de aquellos que conocemos y en los cuales tenemos confianza. Actuamos para defender nuestros intereses. En el aprendizaje reactivo, nuestras acciones se limitan a poner en marcha hábitos conocidos y a reforzar una serie de modelos mentales preestablecidos buscando tener razón, independientemente de cuál sea el resultado final.

Hoy son posibles otros métodos de aprendizaje. Cuando entrevistamos a científicos o empresarios, frecuentemente les preguntamos: “¿Cuál es la pregunta que está en el centro, en el corazón, de tu trabajo?”. Estos dos grupos nos iluminan con un tipo de aprendizaje que podría llevarnos a un mundo que no fuese gobernado básicamente por el hábito. Si vemos los “todos” mayores que generan ese “cuál es” de la pregunta y nuestra conexión con el todo, la efectividad de nuestras acciones puede cambiar dramáticamente.

Hablando con los científicos, conseguimos una visión más profunda respecto de nuestra capacidad para ver los efectos que esa percepción tiene a la hora de entender: sentido y ser. Hablando con los emprendedores, podemos ver lo que significa actuar al servicio de lo que está emergiendo, de manera que nuevas percepciones crean nuevas realidades. Ambos grupos hablan del proceso por el cual aprendemos a presenciar la emergencia de un todo, de conseguir ser “una fuerza de la naturaleza”.

El campo del futuro.

Cuando somos conscientes de la dinámica del todo, pasamos a ser conscientes de lo que está emergiendo y de nuestra participación en ello. Muchos emprendedores sienten esa capacidad emprendedora, es la habilidad para expresar esa manera de sentir realidades emergentes y actuar en armonía con ellas. Muchos científicos, inventores, artistas o emprendedores viven en un estado paradójico de gran confianza y profunda humildad, sabiendo que sus acciones y elecciones realmente tienen importancia. Se sienten guiados por fuerzas que van más allá de su hacer.

¿Pueden las instituciones vivas aprender a extraer conocimiento de un amplio entorno que les permita guiarse hacia aquello que es saludable para el todo? ¿Qué capacidades necesitaremos para hacerlo? La capacidad esencial para acceder a este campo del futuro es presencia: ser consciente y percibir en el momento presente, escuchando profundamente y teniendo una actitud abierta, más allá de las ideas preconcebidas y de nuestras formas históricas de búsqueda de sentido. Hay que dejar nuestras identidades antiguas, junto con esa necesidad de control, para elegir servir a la evolución de la vida.

Estos aspectos de estar presente nos llevan de un estado de “dejar que lleguen las cosas” a participar en un cambio profundo. Solo así pueden modificarse las tendencias y las fuerzas que den forma a las situaciones que puedan recrear el pasado y dejar paso a un futuro emergente. La presencia comprensiva y las posibilidades de cambio pueden llegar desde muchas perspectivas diferentes –desde la ciencia de los sistemas vivos, desde las artes creativas, desde experiencias profundas– y siempre en contacto con las capacidades generativas de la naturaleza.

Hemos aprendido que imaginarnos futuros alternativos, incluso futuros negativos, puede hacer que las personas se abran. Usados de manera inteligente y artística, los escenarios pueden hacer que se transforme la percepción por parte de las personas de su realidad presente y catalizar un cambio profundo. La clave para cambiar potenciales futuros que nos dan miedo también consiste en darse cuenta de que tenemos posibilidades de elegir y de que lo que cada uno elige importa. Las predicciones de colapso medioambiental o social generalmente evocan negación, miedo y parálisis.

Qué pasaría si, en vez de enfrentarnos a un escenario de réquiem global, nos enfrentásemos a un escenario de despertar global, abrazando nuestra mortalidad y dándonos cuenta de que no podemos dar por hecho nuestro futuro; que hay urgencia en nuestra situación presente y que ahora es el momento de comenzar a vivir de una forma diferente. Estamos convencidos de que este despertar o esta iluminación está ocurriendo a nivel global y que cada uno de nosotros tenemos inmensas posibilidades para conectar con el universo y participar en este proceso generativo.

Lo infinito o lo absoluto y lo fenomenal, lo humano y lo divino, son inseparables y tenemos el potencial para crear conjuntamente nuestras realidades. Para hacerlo debemos, en primer lugar, trascender el mito de la separación; separación entre nosotros, separación de lo que podemos llegar a ser y separación de los procesos generativos de la naturaleza.

Conclusión.

Una de las principales virtudes individuales y grupales en una institución es la capacidad de adaptación a los diferentes cambios que se producen dentro del ámbito de trabajo y en el contexto económico y social donde se encuentra la empresa.

Las organizaciones deben adaptarse al esecenario en el que se desenvuelven. Ocupar nuevos espacios, llegar a nuevos clientes, realizar nuevas propuestas de negocios, analizar la respuesta de su personal y realizar acciones de comunicación; son algunas de las acciones indispensables para su existencia.

Fuente: Peter M. Senge- Profesor en la Escuela de Negocios Sloan del MIT/ Executive Excellence


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