miércoles, 5 de diciembre de 2012

Dispuestos a crecer: Competitividad, capacidad innovadora y talento


"Nuestro mundo actual se caracteriza porque las cosas duran muy poco, lo que ha acelerado y acortado dramáticamente los ciclos de vida de los productos, poniendo mayores exigencias de capacidad creativa, nunca conocidas hasta ahora."

Dispuestos a crecer: Competitividad, capacidad innovadora y talento.

Las organizaciones que conocemos tienen sistemas y procesos para casi todo, desde responder al teléfono hasta llevar a cabo el plan estratégico para los próximos tres años.

Sorprendentemente, sin embargo, la mayoría no tiene similares sistemas para lo que probablemente hoy es considerado más importante de cara al nuevo modelo competitivo que, empresarialmente y como país, necesitamos: desarrollar el talento creativo y la capacidad innovadora de la organización.

Puede que no nos guste y deseemos que las cosas fuesen diferentes, puede incluso que miremos al pasado con mucho apego, pero nada de esto importa ya. Las reglas han cambiado o han comenzado a hacerlo de forma inexorable. El derrumbe financiero y la recesión global de los últimos tiempos, combinado con la globalización, los rápidos avances en tecnología y comunicaciones, los movimientos geopolíticos y los hábitos de la generación laboral venidera, han convertido el pasado en algo irrelevante.

Muchos expertos coinciden en que todos estos cambios han sellado el final de una era y representan el inicio de otra nueva. Aunque claro, habrá quien piense que los expertos ya se equivocaron al no pronosticar la presente crisis, por lo tanto, por qué no se van a equivocar también al señalar esto. Allá ellos.

Equivocados o no, estamos de lleno inmersos en la Era de la Creatividad, donde es preciso cultivar y desarrollar las habilidades creativas, donde prima el perfil del artista más que el del técnico porque uno ha de aportar valor a pesar de estar inmerso en la incertidumbre, porque el “manual” que en el pasado orientaba a la hora de decidir el siguiente paso ya no sirve. Lo que prima, por el contrario, son las ideas frescas, imaginativas, la predisposición a liberar las ataduras al statu quo, mirar al futuro en lugar de aferrarse al pasado.

Microsoft, en los últimos tiempos, es un claro ejemplo de aferrarse al pasado en lugar de apostar por el futuro. Ya les sucedió lo mismo, en épocas anteriores, a empresas como Kodak, Digital Equipment Corporation y otras muchas. En el caso de Microsoft, su Windows y Office sigue dominando el mercado y ha generado decenas de miles de millones de dólares de beneficio, solamente en la última década.

Como algunos otros ejemplos también paradigmáticos, Microsoft fue campeón del liderazgo en innovación; de pronto, la compañía se despertó un buen día y se encontró endogámicamente embelesada en sus éxitos pasados, habiendo perdido con ello el tren de importantes avances. La empresa ha perdido a manos de Kindle, Sony y Apple, la batalla por el e-book; a manos de Google, la de búsquedas en Internet; a manos de Wikipedia, la del mercado de la enciclopedia online; a manos de Apple, la del mundo musical digital y, finalmente, Microsoft ha perdido la del mercado de los teléfonos móviles y la del de las tabletas. Tiene gran peligro regodearse en el pasado.

Nuestro mundo actual se caracteriza porque las cosas duran muy poco, lo que ha acelerado y acortado dramáticamente los ciclos de vida de los productos, poniendo mayores exigencias de capacidad creativa, nunca conocidas hasta ahora.

Por eso el nuevo modelo para aspirar a un futuro mejor es ubicarse y permanecer en la vanguardia de la innovación y, para lograrlo, las organizaciones han de utilizar sus recursos, siempre escasos pero ahora tal vez más que nunca, para invertir, antes y más rápido que sus competidores, en su futuro, incluso aunque ello signifique sacrificar parte de su mina de oro actual.

Marco estrategico y competitividad empresarial.

Tanto el "Marco Estratégico" como el "Modelo de Excelencia" en Gestión de la EFQM utilizados de forma combinada, proporcionan a la empresa un sistema específico para abordar cualquier desafío competitivo, grande o pequeño. Se trata de desarrollar una cultura de creatividad e innovación, que permita alcanzar un crecimiento sostenido tanto para las personas como para sus organizaciones.

Fuente: Juan Liquete- Secretario General del Club Excelencia en Gestión/ Executive Excellence

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