domingo, 17 de junio de 2012

Efectividad empresarial: La actitud ante personas de autoridad




"Estos son los objetivos y el plan de trabajo para este mes muchachos, como ven son muy buenos y sumamente factibles de alcanzar. ¿O alguien piensa lo contrario?, ¿verdad que son excelentes?, Estoy abierto a sus comentarios.... ¿cómo reaccionar ante esta situación si no se está de acuerdo? "

Efectividad empresarial: La actitud ante personas de autoridad

¿Cree usted, estimado lector, que alguno de los miembros del equipo se atreverá a cuestionar a este jefe que acaba de “pedir sus opiniones”? Por supuesto que no, cómo hacerlo si su pregunta ya tiene respuesta, es más, siendo estricto su pregunta sólo tiene de pregunta los signos de interrogación, pero por su intención realmente es una afirmación tajante que exige de los demás una callada aprobación.

Esta actitud, que en la mayoría de los casos suele ser inconsciente (o al menos me gustaría pensar esto), es una de las principales razones por las que no se obtiene un verdadero compromiso de los miembros de un equipo de trabajo.

Seguramente, en nuestro ejemplo, algunos de los subalternos no estaban de acuerdo o incluso pensaban que los objetivos eran inalcanzables. Tal vez hasta poseían información valiosa que justificaba y explicaba sus pensamientos y que sería de mucha utilidad que el jefe la conociera, pero ¿cómo decírselo si no quiere oírlo?, ¿cómo expresar su opinión ante alguien que, aparentemente, no está abierto a escuchar comentarios que cuestionen los suyos, y que además, tiene el poder y autoridad para tomar represalias?

¿Por qué no lo hacen si estuvieron de acuerdo?

Esta es una constante que golpea directamente la efectividad. Ante circunstancias como la expuesta, los líderes suelen no conocer las razones que hay en las mentes de sus colaboradores, pero de lo que sí se enteran es de los pésimos resultados que se obtienen comparados con los objetivos que él había establecido.

Para completar el cuadro suelen llegar a la conclusión de que la gente es irresponsable, no está comprometida o no tiene capacidad para entender o implementar las acciones planeadas; cuando tal vez esta inefectividad tenga su raíz en la imposibilidad de expresar abiertamente las opiniones o de poner sobre la mesa información que no sea del agrado del jefe.

Si una persona con autoridad en la empresa desea que su equipo se involucre y se comprometa con los retos previstos, es indispensable que incremente la participación de sus colaboradores.

Una regla de oro para el trabajo en equipo es que no hay compromiso sin participación. Las personas tendemos a comprometernos con aquellos proyectos que se generaron con nuestra participación. Por otra parte es muy difícil que se genere la participación en un ambiente en el que las personas no están abiertas a escuchar atentamente las opiniones distintas a las suyas.

¿Tener la razón o alcanzar efectividad?

Muchas personas nos envolvemos en discusiones improductivas debido a que nos concentramos más en demostrarle al otro que nuestras propuestas e ideas son mejores que las de él o las de cualquier otro. Esto sin considerar que mi interlocutor puede estar jugando el mismo juego.

Así caemos en reuniones y conversaciones que más que buscar la efectividad se convierten en una guerra de egos en los que lo importante es tener la razón en lugar de encontrar la mejor alternativa para enfrentar o solucionar algún desafío.

Un líder efectivo conoce que su autoridad y seguridad no dependen de tener la razón todo el tiempo, sino de crear un ambiente de trabajo tal que permita a sus colaboradores desarrollarse, participar y comprometerse con los procesos y proyectos que vive su organización.

Conclusión

En su próxima junta de trabajo haga un esfuerzo por concentrarse en conocer los puntos de vista de los miembros de su equipo; invítelos a participar, realice verdaderas preguntas, permitiendo a los demás que expresen sus opiniones, y por supuesto, exponiendo usted la suya.

Deje claro que su opinión es sólo eso, una opinión, no un hecho o un dato objetivo. Esta actitud no le resta autoridad ni le obliga a seguir y obedecer las propuestas de los demás.

Esta actitud no cuestiona la autoridad de líder ni se intenta disminuirla, al contrario, la idea es proveerle de conocimiento y poder en las relaciones con su gente para que le respalden en sus decisiones.

Un líder abierto a verdaderamente escuchar a su equipo se gana el respeto y reconocimiento de autoridad por parte de ellos y además se entera de información sumamente valiosa que le puede evitar un descalabro más. Esta también es una opinión, la mía, y como tal está abierta al error y a sus comentarios.

Fuente: Rafael Ayala/ Manages Magazine

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